Los Balones de Oro... olvidados

Reservado únicamente a los más grandes del planeta y a aquellos elegidos, el Balón de Oro representa el galardón más importante que un jugador puede cosechar a nivel individual. La lista de premiados engloba campeones del mundo, de Europa y auténticos mitos que incluso lograron repetir galardón, pero también hay los ‘humildes de oro’. Un selecto grupo de privilegiados que aún hoy mantienen la esfera brillante encima de sus televisores pero que no lograron hacer trascender a nivel global. Son los ‘Balones de Oro’ olvidados.


1: JOSEF MASOPUST (1962)


No tenía un físico especial pero, consciente de ello y con una señera capacidad de sacrificio, se preparaba a conciencia cada invierno en las montañas checas. Organizador, recuperador y maestro del dribling (arte que le hizo singular) que brilló en la Checoslovaquia comunista que nunca le dejó marchar pese a las muchas ofertas que recibía del extranjero, pero a la que fue capaz de llevar a semifinales de un Mundial. Eternamente unido al Dukla de Praga, ganó 8 Ligas y hasta alcanzó semifinales de Copa de Europa. Ganó el Balón de Oro en 1962. El primero en la historia para el fútbol del este. El Primero de los checos.


2: FLORIAN ALBERT (1967)


Fue el primer ‘One Club Men’ mítico de la historia, pues toda su carrera se la pasó en el club de su corazón y sus amores, el Ferencvaros húngaro. Su carrera marchó conforme a los pasos de su país, una Hungría devastada tras la revolución de 1956 y que Albert decidió no abandonar y hacerse grande entre amigos. Era un delantero adelantado a su época pues tenía capacidad de remate, un control técnico enorme, impresionante arranque en velocidad y, sobre todo, un instinto para los pases que lo convirtió en uno de los elegidos. Ya conocido como ‘Emperador’, fue máximo goleador en el Mundial del 62 y formó parte de los míticos ‘Mágicos Magyares’. Fue Bota de oro en 1963 y ganó el Balón de Oro, el único de la historia de Hungría, en 1967.


3: IGOR BELANOV (1986)


La historia de un futbolista que alcanza su cota de mayor rendimiento, brillantez, tono físico y liderazgo, en el momento clave y en los días determinantes, es la historia de Belanov. Sin ser jamás una estrella, encontró su momento dulce en 1986, donde explotó su velocidad y arrancada como nadie y que en apenas unos meses, lo llevo al estrellato mundial. Formaba delantera con Blokhin y Zavarov, con los que conquistó para el Dinamo ucraniano la Recopa ese curso. Y en el año que Maradona asombraba en México, la ‘Bala de Odessa’ marcó tres goles en un partido mítico ante Bélgica y destrozaba defensas con una velocidad pocas veces vista en aquél fútbol. Fue ganador del Balón de Oro en 1986 pero su gloria fue efímera y representa, aun hoy, el más humilde de esta lista de estrellas mundiales.

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