Joan LaportaGetty images

Lo que urge en el Barça

Firma Lartaun de AzumendiGoal

Como si hubieran salido de un extraño letargo, anoche fueron legión quienes se asomaron sorprendidos a los medios ante una situación tan obvia como que el agua moja. Ha tenido que darse una visita del Bayern de Múnich al Camp Nou para que nadie se haya quedado con otra sensación que la de que el FC Barcelona es un niño solo en mitad de un descampado. Papá no está y de mamá nada se sabe de momento.

La situación invita a pensar que cuando Andersen escribió el cuento de ‘El traje nuevo del emperador’ –que se ha quedado en el acervo popular como ‘El rey desnudo’– estuviera pensando en el FC Barcelona de los últimos tiempos. Ni siquiera un coloso de la trascendencia de Messi fue capaz de esconder el desabrigo al que se veía alarmantemente abocado el club culé. Las victorias de los últimos años, que no fueron pocas, no sirvieron de pantalla a los numerosos linchamientos padecidos en Europa. En el otoño de su grandeza, el paso natural de aquel Barça era que le cayera encima la blanca manta del General Invierno; una estación tan larga y fría que ni desde el análisis más optimista cabe la esperanza de escapar de él antes de tiempo.

Que el Barça estaba desnudo hace dos años, el pasado junio o anoche, no es ningún secreto, a pesar de que siga sorprendiendo a algunos. Sin embargo, un escrutinio exhaustivo de la gran cantidad de elementos que conforman el debe de la entidad azulgrana no debería retardar un mensaje sencillo pero nítido desde la dirigencia del club.

El futuro del Barça necesita de la puesta en marcha de un sinfín de medidas encaminadas a que con el tiempo tanto la entidad como el primer equipo recuperen un lugar en el olimpo del fútbol. Pero mientras tanto, para poder trazar un sendero en el que todos los elementos culés sepan cómo ir cogidos de la mano, de la dirección del Barça se precisa que salga al ágora a hacer un análisis sincero sobre las miserias y sus remedios. Una verbalización tan contundente como la que se ha dedicado para referirse a la herencia recibida de Bartomeu.

Acortar los plazos de la travesía por el frío desierto en la que se encuentra inmerso el club que preside Laporta pasa por que los socios, los aficionados, la plantilla, los empleados y, en general, el entorno barcelonista conozcan cuáles son los propósitos del FC Barcelona a estas alturas.

Urge confirmar o descartar a Koeman, lo que sea pero ya. Saber si la media docena de jóvenes emergentes han de tener un lugar destacado en el primer equipo como exigencia de la entidad o si asomarán a modo de complemento como en el común de los equipos. Si el fútbol de ADN Barça es innegociable o no tanto para el corto plazo. Confesar públicamente cuánto se calcula en los despachos que tardará en volver a salir el sol y por qué.

El culé ya ha sufrido el desengaño, ya sabe que «esto es lo que hay», mas no tiene ni la más remota idea de qué se va a ir encontrando en su día a día. Necesita que le cuenten el plan y digerirlo. Desearía que ese plan sirviera para acortar los plazos pero no a base de atajos. El miedo a convertirse en otro Milan de los últimos tiempos sobrevuela la Ciudad Condal y podría no estar tan lejos de convertirse en realidad. Por eso, como señala el adagio, más vale ponerse una vez colorado que ciento amarillo. Para empezar, de Laporta depende que así sea. Con la sinceridad se llega a todas partes; también a Canaletas.

Lartaun de Azumendi

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