Julian Alvarez River Colon Trofeo de Campeones 18122021 Hernan Cortez/Getty Images

Julián Álvarez juega en Europa hasta en Santiago del Estero

En 2005/06, la última temporada que jugó en Independiente antes de irse al Atlético de Madrid como el pase más caro de la historia del fútbol argentino, Sergio Agüero marcó 18 goles en 36 partidos. Más de una década después, en 2017/18, Lautaro Martínez anotó 18 tantos en 28 encuentros para Racing antes de superar el récord con el valor de su transferencia a Inter. Ni el Kun ni el Toro, al momento de partir rumbo a Europa, habían sido tan decisivos para el Rojo y la Academia como lo es Julián Álvarez para River.

El Millonario ganó tres títulos en 2021. Dos fueron por obra y gracia de la Araña: después de terminar como máximo artillero del Torneo de la Liga Profesional, con 18 gritos en 25 fechas, el cordobés liquidó la final del Trofeo de Campeones con un doblete en el 4-0 sobre Colón. En la Supercopa contra Racing, además, había marcado un tanto y repartido una asistencia.

De esta manera, el delantero cerró un año inolvidable, con 26 goles en 53 partidos en el conjunto de Núñez. Una buena cifra, que sin embargo no le hace justicia al demencial nivel que mostró en el tramo final del calendario. Si la lupa se posa en lo que hizo después de la eliminación de la Copa Libertadores contra Atlético Mineiro, el momento en el que el conjunto de Núñez hizo el quiebre en 2021, los números lo ubican a la altura de futbolistas que brillan en las mejores ligas de Europa: desde el partido contra Gimnasia del 22 de agosto -el duelo inmediatamente posterior a la caída con el Galo- y hasta la goleada sobre el Sabalero, Álvarez disputó 20 partidos, en los que marcó 19 goles y repartió cinco asistencias.

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Lo mejor del año de Julián, sin embargo, no fueron los números. El atacante marcó una diferencia respecto a todo el resto de los futbolistas de la Primera División como hacía tiempo que no se veía: el delantero juega a un ritmo al que muy pocos pueden seguirlo. Por eso Leonardo Burián no atinó siquiera a tirarse después de la inesperada cachetada con el borde externo del pie con el que marcó el 1-0. Por eso hasta tuvo tiempo de acomodarse para definir con la cara interna antes de que Paolo Goltz siquiera se diera cuenta de que el arquero había dado un rebote en la jugada del 2-0.

El futuro del cordobés dependerá de una cuestión puramente personal: con la mirada de los más grandes clubes del mundo depositada sobre sus espaldas, el delantero deberá decidir si quiere quedarse a seguir sacando diferencias en River o si irá a pelear por un lugar en el fútbol de Europa, justo en la previa del Mundial. Las condiciones, las tiene. En Europa o en Santiago del Estero.

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