Isco Real Madrid Celta LaLigaGetty Images

Isco y Bale se lucen antes de Kiev en un Real Madrid desatado frente al Celta

OPINIÓN

Mientras en Lisboa se celebraba Eurovisión este sábado por la noche, el verdadero concurso de talentos se vivió a cientos de kilómetros de distancia: en el Santiago Bernabéu de Madrid, donde el equipo madridista despedazó al Celta de Vigo con seis goles, a cada cual más bello. No tendrá ningún efecto para La Liga, pero sí para el aficionado blanco, que pudo disfrutar de lo lindo del último partido en el Santiago Bernabéu esta temporada después de que hubieran visto volar 17 puntos en la presente campaña. Zidane quería gozar de este último brindis, y apostó por prácticamente todo su arsenal en la alineación. Le salió de maravilla (6-0).

Eso sí, si el técnico madridista no tiene aún decidido su once para la final de Kiev, este partido ante el Celta le habrá abierto más dudas aún. De puertas hacia afuera, parece haber ocho puestos fijos: Keylor, Carvajal, Varane, Ramos, Marcelo, Kroos, Modric y Cristiano Ronaldo. Pero después hay hasta seis jugadores para los tres puestos restantes: Asensio, Lucas, Casemiro, Isco, Benzema y Bale. A priori, hace unos días todos hubieran apostado por el mismo once de Cardiff. Esto es, con Casemiro, Isco y Benzema. Pero la ausencia de Casemiro en algunos de los últimos partidos grandes, unido a la apuesta por el 4-4-2 para proteger las bandas con Asensio-Lucas había abierto la puerta a la incertidumbre. Y con los golazos que marcaron Bale e Isco este sábado, el debate todavía se alimenta un poco más.

Cualquiera diría que los dos mediocampistas tenían en juego 12 puntos del jurado y no tres insípidos puntos en la tabla de La Liga. Primero marcó Bale al cuarto de hora, con un gol que nació en un saque de puerta de Navas, y que Modric transformó en asistencia en profundidad para que marcase Bale en el mano a mano con la calidad y personalidad que siempre se le presupuso y que no siempre mostró. Quince minutos después, el galés todavía mejoró lo presente. Otro balón profundo (esta vez de Isco) llegó hasta la línea de fondo, y a Bale no se le ocurrió otro recurso que un autopase de espaldas para deshacerse de Jonny y fusilar a Sergio sin mucho ángulo. Chapeau. Lo que le valió al galés una gran ovación del público cuando abandonó el campo para dejar su plaza a Lucas Vázquez en la segunda parte. Quién sabe si fue el último partido del ‘expreso’ en el coliseo blanco. Pero lo que es seguro es que si hubiese estado a este nivel toda la temporada, el Real Madrid hubiera estado todavía peleando por La Liga, y el ‘11’ tendría puesto fijo en el once de Kiev en lugar de pelearse por las migajas. Al menos, pase lo que pase, tuvo una despedida de temporada de lo más feliz ante su público.

Si en media hora había sido espléndido el primer y el segundo plato cocinados por Gareth Bale, todavía estaba por llegar el postre, a cargo de Isco Alarcón. Otro en el escaparate para Kiev. Apenas un minuto después del 2-0, sin casi tiempo para digerir el doblete del galés, el malagueño se sacó de la chistera un chut diagonal desde el balcón del área que cruzó toda la figura de Sergio sin que llegase lo suficientemente lejos para poder despejarlo. En treinta minutos se había visto más talento en el Santiago Bernabéu que en el último lustro de Eurovisión, y el partido quedaba ya listo para los resúmenes de los mejores goles del año. 

Eso sí, en la segunda parte el Real Madrid no levantó el pie del acelerador lo más mínimo. Todos querían rendir su particular tributo al respetable. Nadie quería perder un posible tren para Kiev, ni para la temporada que viene. Durante la segunda parte saltaron al césped los Borja Mayoral, Asensio y Lucas, pero quien fue incapaz de alzar la voz fue el Celta, que se llevó otros tres goles más sin oler el perfume de Keylor Navas hasta el pitido final. Tres que bien pudieron ser cinco o seis más. Achraf marcó el 4-0 tras una buena jugada propiciada por Benzema. Sergi Gómez se metió el 5-0 en su propia puerta. Y el 6-0 llegó con la firma de Kroos después de una jugada nacida en un saque de banda rápido tras pasar el balón por Modric y Borja Mayoral dentro del área. La guinda a un partido inconmensurable de un Real Madrid desatado. Sabemos todos que no necesitan fuegos de artificio en las jornadas restantes de Liga para completar igualmente una gran final en Kiev, pero bien que lo agradeció el Santiago Bernabéu en su último día. Hasta la próxima.

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