OPINIÓN
La renovación de Griezmann por el Atlético de Madrid hasta 2022 es la mejor noticia para el club rojiblanco en un verano sin fichajes a causa de la sanción impuesta por la FIFA. Este acuerdo que llega en el momento idóneo, a principios de junio, antes de que la vorágine de los rumores estivales complicaran la relación entre jugador y resto de estamentos colchoneros.
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La continuidad del francés en el equipo rojiblanco ofrece un punto de estabilidad institucional y a nivel deportivo que se había llegado a perder con algunas de las declaraciones vertidas por el jugador galo, quien apuntó por momentos a tener su futuro lejos del Metropolitano y cerca de Old Trafford, pese a que en las últimas fechas el discurso había variado, preámbulo de esta firma de contrato.
De este modo, el Atlético se asegura arrancar la temporada con uno de los jugadores más deseados del viejo continente, nada menos que todo un balón de bronce. Un futbolista de los que marcan la diferencia en el campo y mantiene intacta la fortaleza deportiva del Atlético. Un pilar fundamental para Simeone con el que arrancar esta nueva ilusionante temporada con estadio nuevo, misma afición y antiguo delantero renovado.