GoalAmortizados los días de gloria, la Selección es para España un pariente lejano con casa en la playa. El trato da hasta pereza a veces, incluso siendo cada varios meses, pero algo hay ahí que sujeta el interés. Y ese algo se llama verano, la estación que todo lo cambia, en la que más cosas pasan: varios amores, una Eurocopa...
El cartel no ayuda a una mayor atención. Seguramente alguna televisión ya haya salido a la calle con las típicas preguntas sobre los jugadores de Grecia, Georgia y Kosovo, los rivales de España en estas semanas, y seguramente nadie haya dado siquiera tres nombres. Lo ideal sería trasladar la encuesta a las redacciones de deportes. También lo más gracioso.
La realidad es que fuera de las ventanas de selecciones los jueves por la noche hay dos Españas, la que se mantiene fiel a Cuéntame y la que se ha entregado a La isla de las tentaciones. A la gente no le entusiasma este inicio de la fase de clasificación para el Mundial de Qatar, sólo que llegue el invierno de 2022 y de repente sentirse parte de un sueño.
Contra esa modorra pone su trabajo Luis Enrique, que repitió frente a los griegos, 52 en el Ranking FIFA y sin plaza para la Euro 2021, nueve de los titulares que bailaron a Alemania (6-0) en noviembre. Fue significativa la cuarta presencia consecutiva en el once de Unai Simón, sorprendente el reciclaje de Marcos Llorente como lateral derecho y evidente que Rodrigo Hernández ha adelantado a Busquets en el centro del campo.
No colaboró Grecia, que se atrincheró como si se preparase para ser asaltada, y a España le costó generar peligro. Parecieron arreglarlo con una asociación preciosa en el 33' Koke y Morata, pero lo complicó un penalti de Íñigo Martínez que marcó Bakasetas en el 56'. El debut en el 65' de Pedri y de un espectacular Bryan Gil animó el tramo final, pero el empate sólo alimenta el distanciamiento ambiental con una Selección que se perdió entre tanto pase.
