Héctor Herrera Atlético de MadridMarca

Es el Atleti, idiota

Ruben Uria BlogGoal

Hay quien cree que el cholismo es postureo puro y que aquello de “nunca dejes de creer” es un eslógan de cartón piedra. Para todos ellos, un humilde consejo: si creen eso del Atleti, es mejor que apaguen la tele. Su fútbol no enamora y no ganará ningún concurso de estética, pero ese equipo tiene arrestos, tiene esprítu combativo, tiene rebeldía y sobre todas las cosas, tiene un alma que no está en venta y que nunca deja de creer, por mucho que los demás lleven toda la vida repitiéndole que esto o aquello es imposible. En realidad, nada es imposible para un equipo que ha nacido con el don de levantarse una y otra vez del suelo, incluso cuando no le apetece.

Porque verán, había que derrochar coraje y corazón para levantarse después del misil tierra-aire que Juan Guillermo Cuadrado teledirigió a la escuadra de Oblak. Cuando el Atleti se puso de pie, todo voluntad, volvió a besar el piso cuando Matuidi - ¿cuantos pulmones tiene este tipo?- la mandó a guardar. Y los Cholo Boys, lejos de no levantarse, regresaron a la batalla con espíritu renovado, con la fe intacta, con esa idea fanática grabada a fuego de que nunca, nunca, nunca, hay que dejar de creer. Y el Atleti creyó. A pesar de que aún es un equipo en construcción, a pesar de que ya no defiende tan bien como antes, a pesar de que a veces parece que le falta gol y a pesar de que se despista con frecuencia durante algunos tramos de los partidos, el Atleti creyó. Un frentazo de Giménez logró que los creyentes de la grada alentaran más y también que los que habían dejado de creer, encontrasen motivos para renovar su fe. La Juve, colosal, se resistía y amenazaba. Y el Atleti, empujando con bravura, apeló a su discurso más emotivo: darle vuelta a la tremenda.  

Hay quien cree que el fútbol le debe una Champions al Atleti. Craso error. Si eso alguna vez llega, no será porque el destino se empeñe en saldar una presunta deuda, sino porque el Atlético habrá insistido, una y otra vez, hasta hacer posible lo que los demás le dicen que es imposible. Insistir es el verbo preferido del Atleti. Creer, el de Simeone. Su equipo no dejó de creer y ante una Juventus fantástica, logró lo que había merecido, no caer en un partidazo donde siempre dio la cara. El gol de Héctor Herrera en el último suspiro del último aliento sonó a justicia poética. A su cabezazo impecable le sucedió un trueno, el grito desgarrador de miles de almas que hicieron explotar las las tripas del Metropolitano. Ese fue el epitafio perfecto a una noche épica. El punto y final de un duelo descarnado entre dos candidatos al trono de hierro del fútbol europeo. Y fue la confirmación de que eso de “nunca dejes de creer” no es ningún eslógan. "Es el Atleti, idiota". 

Rubén Uría 

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