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Las claves de la explosión de Messi y el sentir del vestuario del Barça

El Barça es un polvorín. Lionel Messi ha dicho basta. El argentino, sensiblemente molesto con las palabras de Eric Abidal, donde aseguraba que había jugadores que no trabajaban con Valverde, ha entrado en combustión. Tal y como ha contado Goal en las últimas horas, Messi está harto de que usen su nombre en vano, de que digan que manda más que el presidente y de que repitan que gobierna el club, fichando o despidiendo a su antojo. Las declaraciones de Abidal son la gota que ha colmado el vaso de la paciencia del argentino, que considera que el francés ha tirado la piedra y escondido la mano, porque ha señalado públicamente a los jugadores sin decir nombres. Messi no pide dimisiones, ni quiere más dinero, ni reclama un poder que otros le otorgan y nunca ha tenido. Reclama más tacto en los despachos, más respeto institucional y una relación estable entre directiva y jugadores. PIde normalidad. Mantiene una relación cordial con Bartomeu y no tiene ningún problema personal con el presidente, pero está harto de que algunos ejecutivos usen su nombre para defender intereses que no son deportivos.

De la fractura a los reproches, para regresar a la unión. Según publicó Goal, Gerard Piqué, Luis Suárez y Lionel Messi fueron los jugadores del vestuario que siempre defendieron a Valverde, tanto en público como en privado. Lo hicieron hasta las últimas consecuencias, incluso cuando sabían que la directiva le iba a despedir. Los tres consideran que Valverde nunca fue el problema y creen que no se hizo justicia con el cacereño. Sin embargo, otros jugadores del vestuario, incluso con Valverde todavía con contrato en vigor, hicieron "lobby" por Xavi Hernández, instando al club a sondear su fichaje. Entre otras cosas, porque no eran titulares con Valverde. El club se puso en marcha, alguien filtró la cumbre, la negociación se televisó y cuando Xavi dijo "no", el desconcierto se instaló en el vestuario, produciéndose reproches entre los que querían a Xavi y los que sentían que Xavi les había dejado tirados en un momento clave.

La llegada de Quique Setién, que no era la primera opción de la directiva ni mucho menos, desorientó a parte del vestuario. Algunos jugadores no entendieron su cambio de sistema nada más llegar, otros no comprendieron sus mensajes en las ruedas de prensa y algunos no acaban de entender su método de trabajo. Apoyan al entrenador, desde luego, pero están confundidos. De hecho, algunos de los jugadores que entendían que la marcha de Valverde era positiva, ahora reconocen en privado que están arrepentidos y echan de menos la figura del cacereño. 

Ahora, según ha podido saber Goal, el sentir del vestuario es claro. Si existían reproches, si había confusión, Abidal ha "conseguido" poner en fila de a uno al vestuario. La respuesta de Messi al francés tiene el apoyo mayoritario de la caseta, que no comprende cómo Abidal cometió la irreponsabilidad de culpar al grupo públicamente y de señalarle, sin aportar nombres o pruebas. 

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