El Sevilla vivió una noche amarga en el Camp Nou. La sabia hinchada de Nervión ya preveía en la víspera que el partido sería complicado tras las muchas decepciones de su equipo que han vivido ante el Barcelona y no se equivocaron, otra vez su equipo volvía a chocar con su techo de cristal, la última frontera que se le resiste en la época dorada que el club vive desde 2006.
El club de Nervión ha ganado prácticamente todos los títulos del panorama europeo en estos años salvo LaLiga y la Champions League, palabras mayores. Nadie le puede robar al club el impresionante mérito del Sevilla de pasar a ser un semidesconocido en Europa a ganar seis Europa League, dos Copas del Rey, una Supercopa de España y otra de Europa. Sin embargo, los duelos directos contra el Barcelona y el Real Madrid le han privado de engordar aún más las vitrinas y se han convertido en el talón de Aquiles del club, los dos rivales más temidos por la afición y dos equipos que se atragantan por más que pasen años y proyectos.
A excepción de Juande Ramos, que ganó al Barcelona en la final de la Supercopa de Europa de 2006 y al Real Madrid en la de la Supercopa de España de 2007, el Sevilla ha visto ya cómo se le han escapado varios títulos ante los dos grandes de España. Con Antonio Álvarez en 2010 se le escapó la Supercopa de España ante el Barcelona, con Manzano en 2011 la final de la Copa ante el Real Madrid, con Unai Emery la Copa del Rey de 2016 ante el Barcelona y las Supercopa de Europa de 2014 ante el Real Madrid y de 2015 ante el Barcelona. También Sampaoli cayó en 2016 con las dos Supercopas, en la de Europa ante el Real Madrid y la de España ante el Barcelona. Lo mismo pasó con Montella y Machín en 2018 y 2019 en la Copa del Rey con el añadido de cosechar dos de las goleadas más sonrojantes de la historia del club.
El Sevilla ha jugado 20 finales desde 2006 y ha ganado 11. De las 9 finales perdidas, 7 fueron ante los dos equipos más poderosos del fútbol español y las otras dos ante gigantes de similares características como el Milan de 2007 y el Bayern de Múnich del Sextete en 2020. En la mayoría, salvo contadas ocasiones como con Montella o Machín, ha competido y peleado, se ha llegado a poner por delante pero siempre ha acabado cometiendo errores, fallando penaltis o concediendo goles incomprensibles que le privaron de la victoria final. Hasta los mejores jugadores de esas plantillas como este miércoles Fernando u Ocampos cometieron errores impropios que costaron la derrota final.
El ansiado siguiente escalón
Tras su vuelta, Monchi aseguró que su objetivo era seguir creciendo con el Sevilla y llevarlo al siguiente escalón. En menos de dos años ya ha sumando una nueva Europa League, lo ha devuelto a la pelea por la Champions League en LaLiga pero aún no ha podido romper ese techo de cristal, un reto tan complicado y tan seductor que en las últimas horas ha dejado cierto aire de fustración. La fiabilidad del equipo de Julen Lopetegui saltó por los aires en el Camp Nou en una noche que parecía llamada a acabar con esta mala racha ante los grandes en los duelos decisivos tras el 2-0 de la ida.
Pese a todo, el Sevilla ya ha demotrado ser un club que no se regodea en la victoria y tampoco debería hacerlo en la derrota aunque sí debe realizar la autocrítica necesaria y que se echó de menos en el postpartido por parte de los protagonistas. Sólo así la enésima decepción ante el Barcelona podrá servir para aprender y como una enseñanza para romper ese techo de cristal que tanto frustra al sevillismo.