Poco podía pensar el otrora ídolo y segundo futbolista mejor pagado del Atlético de Madrid, Diego Costa que, a fecha de hoy, no le iba a ir tan bien como tenía pensado lejos del Metropolitano.
Resulta cuanto menos sorprendente que, un mes después de solicitar la rescisión de su contrato con el club madrileño para poder decidir sobre su futuro,el exdelantero rojiblanco se encuentre sin equipo y sin posibilidad alguna de jugar en un club con aspiraciones europeas. Porque sí: podría fichar por cualquiera que le ofreciera una ficha libre, pero sin opción de disputar competición europea alguna, por lo que su campo de acción queda notablemente reducido, a corto plazo, a una liga “menor”, la MSL o algún equipo brasileño. Y poco más, hasta verano.
No era esa, ni mucho menos, su intención el día que decidió dejar el Atleti. Costa quería firmar el último gran contrato de su vida deportiva, una trayectoria jalonada, en los últimos tiempos, de lesiones y problemas de distinta índole. Hasta 20 veces tuvo que parar de entrenar el brasileño, aquejado por alguna dolencia, en su última etapa en el Atlético, período en el que se perdió 70 partidos y en el que no llegó a sentirse nunca del todo cómodo.
Y no es que Diego Costa no haya tenido ofertas. El Atlético de Madrid se lo puso bien fácil puesto que sólo hubo una condición para liberarle de su vínculo contractual, y fue que firmase una cláusula que, en el caso de marchase a cualquier equipo con el que compitiesen por la Liga, debería pagar 25 millones de euros, refiriéndose a Barcelona, Real Madrid y Sevilla. Y 5 millones en el caso de que se fuese a un equipo que estuviese en la Champions League.
Llegados a este punto, uno se plantea qué es lo que puede haberle pasado a un jugador de 32 años y que no deja de ser, lesiones al margen, un profesional de incuestionable valía. No es que no haya habido ofertas: Arsenal, Wolverhampton, Trabzonspor, Guangzhou Evergrande… Incluso se habló también de Sevilla o Elche. Pero todas ellas fueron desestimadas por el de Lagarto, bien por no satisfacer sus aspiraciones económicas o por otra serie de razones que sólo él conoce.
Precisamente, la cuestión económica fue la que le impidió fichar por el Olympique de Marsella, en lo que hubiera supuesto una oportunidad única de vincularse a un club puntero de ámbito europeo. De hecho, Villas-Boas llegó a confesar que recibió un mensaje en su teléfono personal de alguien del entorno de Costa, en el que le decían que el brasileño estaba dispuesto a fichar por el OM. El rechazo vino, entonces, del club francés: “Pensé que era una broma- llegó a afirmar el técnico-. Es uno de los mejores delanteros del mundo, va a buscar algo más. A este nivel salarial, no somos capaces”.
El caso es que Diego Costa está en Brasil, mientras sus agentes siguen “peinando” el mercado en busca de una oportunidad que hoy, se antoja muy por debajo de lo que él imaginó el día en que tomó la decisión de dejar el Atlético de Madrid.

