Jurgen Klopp Liverpool Atletico Madrid Troy Deeney WillianGetty/Goal

El efecto Atlético de Madrid: Liverpool, de invencible a tambaleante

Después de la tormenta de Vicarage Road el sábado pasado, llegó un diluvio para el Liverpool el miércoles, cuando volvió a caer, esta vez en Stamford Bridge y a manos del Chelsea. Su temporada invicta en la Premier League ha terminado, y también su aventura en la FA Cup. No habrá otro triplete histórico, ni doblete nacional para un equipo de Jurgen Klopp que, repentinamente, se ve vulnerable y ya no luce invencible.

Son tres derrotas en cuatro partidos para los líderes de la Premier League, tantos como habían sufrido en sus 66 compromisos anteriores. El Atlético de Madrid los asfixió, el Watford los sorprendió y el Chelsea los castigó. Los Reds han recibido ocho goles en sus últimos cuatro partidos, y no lograron anotar en tres de ellos.

"Estoy al tanto de los números", dijo Klopp el martes por la noche. "No son muy geniales". Más tarde, admitiría que "no hay tantas competencias para nosotros ahora".

Exagerar sería peligroso, además están a punto de ser campeones en la Premier League. El Liverpool debería tener mucho crédito, pero lo cierto es que ahora hay indisimulables problemas en todo el campo; problemas que Klopp necesitará solucionar antes de que el Atlético de Madrid visite a Anfield por la Liga de Campeones la próxima semana.

Para empezar, sería bueno una actuación convincente en casa ante el Bournemouth el próximo sábado. La confianza parece haber sido afectada por los recientes acontecimientos. El descanso de mitad de curso no les ha venido nada bien: bajaron su estado de forma y la concentración no es la misma. Se cometen errores en defensa y los pagan, y adelante no hacen el daño habitual.

"Cometimos múltiples errores", admitió Klopp, y agregó que "en los últimos cuatro juegos hemos concedido demasiados goles en situaciones completamente diferentes".

Chelsea v Liverpool 03032020(C) Getty Images

Contra el Chelsea, esas situaciones que decía Klopp fueron un regalo de Fabinho en el borde de su propia área, seguido de un balón que Adrián San Miguel no pudo retener tras el disparo de Willian en la primera parte. El segundo del Chelsea vino de un cabezazo de Virgil van Dijk mal dirigido en el centro del campo. Eso le permitió a Ross Barkley ir hacia adelante con el cuero dominado y sin oposición para certificar el pase del equipo de Frank Lampard a los cuartos de final.

A diferencia de lo ocurrido en Watford, esta vez hubo algún atenuante para el Liverpool. Klopp había realizado cambios en su equipo, concretamente siete. Hubo dos adolescentes como Neco Williams y Curtis Jones en el XI inicial, mientras que Divock Origi, Takumi Minamino y Adam Lallana también estuvieron extrañamente entre los titulares.

Pero también estuvieron Van Dijk, Joe Gómez y Andy Robertson, tres de los cuatro jugadores favoritos de Klopp. Estuvo Fabinho, su centrocampista más confiable, y estuvo Sadio Mane, uno de los atacantes de élite en el mundo. Desde el banquillo, el técnico alemán quiso encontrar soluciones con James Milner, Roberto Firmino y, más tarde, Mohamed Salah.

Pero cuando concedes muchos goles, lo pagas con puntos o eliminaciones. El poder de reacción del Liverpool durante los partidos en los últimos 18 meses ha sido notable. Sin embargo, por tercera vez en 15 días, los Reds no pudieron remontar un primer gol rival.

De hecho, alarmará a Klopp lo rápido que desapareció la compostura de su equipo en la segunda mitad. Como lo hicieron en Watford y en Madrid, lucharon para crear las oportunidades adecuadas. De hecho, no pudieron registrar un solo disparo a portería después del descanso. Mane y Minamino estuvieron brillantes durante 45 minutos, pero desaparecidos el resto del encuentro. Además, la forma de Origi no es buena en absoluto.

"El rendimiento no me preocupa", insistió Klopp. "Y no me preocupa el impulso". Obviamente, respaldará a su equipo para superar su mal momento.

La razón por la que resultados como el sábado o el martes sean tan sorprendentes es por los estándares que el Liverpool ha establecido. Todo el mundo espera que ganen siempre, ya sea en casa contra el Southampton o ante el Chelsea en Londres. La expectativa es alta.

Y si los que dudaban alguna vez necesitaban recordar cuán lejos había llegado este equipo, qué tan bueno era este equipo, todo lo que tienen que hacer es escuchar lo que se cantaba durante los últimos segundos del partido del martes. "Vamos a ganar la liga", cantaban. Y están absolutamente acertados. ¿Crisis? Aquí no. No con este equipo. Un bache, sí. Un par de contratiempos, seguro. Pero visto lo que han hecho en los últimos 18 meses, sólo se puede seguir confiando en ellos. Aunque tambaleen.

Anuncios

ENJOYED THIS STORY?

Add GOAL.com as a preferred source on Google to see more of our reporting

0