Javi Gracia ValenciaGetty Images

Echar a Javi Gracia

Ruben Uria BlogGoal

Entraron en el Valencia, pero el Valencia jamás entrará en ellos. Echar ahora a Javi Gracia es de primero de Meriton: cambiar todo para que nada cambie. Echar a Javi Gracia ahora, cuando el técnico estaba molesto porque se sentía engañado y el proyecto no tenía nada que ver con lo que le prometieron en su día, poniendo el cargo a disposición, sería un disparate. Echar a Javi Gracia ahora, cuando al entrenador se la metieron doblada con una planificación deportiva esperpéntica, donde se desprendieron de la columna vertebral de un equipo campeón y le confeccionaron una plantilla cogida con pinzas, sería un disparate.

Echar a Javi Gracia ahora, cuando a espaldas suyas, la propiedad negoció con Míchel para ser el entrenador en una operación que estaba ultimada y que paró en último instante Peter Lim, sería un disparate. Echar a Javi Gracia ahora, cuando en invierno el equipo pedía refuerzos a gritos y la propiedad decidió firmar tres nombres que no han mejorado en nada al equipo y que sólo vinieron a coste cero porque apenas tenían minutos en sus clubes, sería un disparate. Echar a Javi Gracia ahora cuando, hasta en dos ocasiones diferentes, tras el duelo ante el Cádiz y ante el Villarreal, teniendo números de destitución, el club creyó oportuno dejarle en el cargo pese a la mala situación del equipo, sería un disparate.

Echar a Javi Gracia ahora, a cuatro partidos del final de Liga, con 12 puntos en juego y apenas 3 para obtener la salvación, es un disparate que sólo se le podría ocurrir a la propiedad más tóxica que haya sufrido el Valencia CF en toda su historia. Echar a Javi Gracia ahora es la culminación de una gestión caprichosa, nociva, incompetente, lamentable, ridícula y cainita. Echar a Javi Gracia es tener la dignidad donde la espalda pierde su casto nombre. Echar a Javi Gracia ahora confirma que esta no es la peor gestión de la historia del Valencia, sino la peor gestión de la historia del fútbol europeo. Echar a Javi Gracia ahora es la culminación de un esperpento.

Han echado ahora a Javi Gracia. ¿Sentido común? Cero al cociente y baja la cifra al siguiente. Sigue la barra libre de incompetencia. Y seguirán aplaudiendo los palmeros. La destitución del entrenador es la penúltima huída hacia adelante de una gestión calamitosa que pisotea la imagen del club, que maltrata a sus símbolos, que atenta contra los intereses de la ciudad, que pone en jaque el futuro de un sentimiento histórico y avergüenza a los aficionados. Gracia se va, ellos se quedan. El Valencia CF no se muere. Le están matando. Propietario: Meriton Holdings.  

Rubén Uría

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