GoalSiempre acontece de manera similar. Cuando llega el final de la temporada, durante tres o cuatro días, en Bilbao se rumian las conclusiones de la campaña del Athletic y a otra cosa. Poco cambia si el año ha sido bueno, malo o regular. Se masculla la crítica que proceda y cada mochuelo a su olivo.
A partir de ahí, nadie espera que el Athletic provoque un aluvión de noticias entrando en las vacaciones de la plantilla. Quizá por eso mismo, las pocas novedades que se van sucediendo son sometidas a un escrutinio más pormenorizado.
Este año de sensaciones cuando menos agridulces no está siendo una excepción. Dos semanas después de que la competición oficial tocara a su fin, el Athletic ha movido alguna ficha y la prensa, canina de contenidos rojiblancos, apenas ha podido sacar jugo a las informaciones que han ido asomando.
La próxima llegada al club de Petxarroman ha provocado un cierto ejercicio de contención en la prensa toda vez que el Athletic no ha dicho esta boca es mía por el momento. Sin embargo, más allá de adquisiciones de descartes a coste cero, sí se ha conocido un primer listado de futbolistas a los que se invita a buscarse un nuevo acomodo, al que ha seguido la filtración del nuevo caso Capa.
A diferencia de las cuestiones de Córdoba, Kodro, Iñigo Vicente, Nolaskoain, Ibai e incluso la de Unai López, que ha sorprendido a más de uno, el nuevo panorama que parece presentársele al lateral derecho de Portugalete lleva mar de fondo aparejado.
Lo pintoresco de la situación es que en la dirección deportiva acusan en privado un notable malestar con las pretensiones de algunos de los representantes de jugadores del club. Más en concreto con las de dos excompañeros de vestuario del director deportivo como son Isma Urzaiz y Xabi Eskurza. Del primero sentó muy mal que pidiera un salario de 700.000 euros anuales para Oier Zarraga cuando el Athletic se sentó a negociar la ampliación de contrato con el agente del centrocampista de Mungia, así que se optó por renovarlo automáticamente ejerciendo la cláusula del texto que lo habilitaba para tal efecto.
Tampoco tiene Alkorta una mejor opinión sobre lo que Eskurza ha solicitado al club en las conversaciones en torno a una posible ampliación del contrato del Capa. En este caso también le han resultado exageradas las cifras remitidas por el otrora extremo de Trapagaran. Además, la pasada semana se conoció el presunto interés de Unai Emery por el portugalujo, toda vez que el Villarreal va a prescindir de Rubén Peña. Según se dijo, el campeón de la Europa League tendría a Capa como el primero de la lista para suplir la baja de Peña.
Ander Capa dejó de ser primer plato en el lateral derecho para Marcelino mediada la pasada temporada pero continúa resultando de interés para el técnico asturiano. Le queda un año más de vinculación con los leones y atendiendo a la situación económica del fútbol español no da la sensación de que Roig se vaya a rascar el bolsillo por él pudiendo esperar a junio de 2022.
Respecto a los señalados por el club para que se busquen un destino nuevo –con esto, en cambio, no se sienten molestos en la dirección deportiva–, que nadie espere grandes prisas por parte de otras entidades para llevárselos. Y, desde luego, conviene ser más que conscientes de que para rebajar la plantilla al número que ha marcado Marcelino, el Athletic va a tener que rascarse el bolsillo generosamente. Si las llegadas de jugadores cuestan dinero, las salidas también van a suponer un pellizco importante en Bilbao. Pero sobre fichajes o la posibilidad de ellos, una vez que Moncayola ha renovado en Pamplona hasta 2031, hablaremos mañana; que como con el alcohol, conviene no mezclar.
Lartaun de Azumendi