OPINIÓN
El Real Madrid monta un circo a día de hoy, y le crecen los enanos. Es así. Los psicólogos hablarían de círculo virtuoso y círculo vicioso. Coloquialmente, se podría decir que los blancos están ahora mismo en un bache del que le está costando muchísimo salir. Siempre parece que está a punto de hacerlo, pero justo cuando las pupilas se empequeñecen porque está llegando a la luz, la negrura se extiende un poco más todavía. Un poco más lejos. Un poco más de tiempo.
Este miércoles ante el Borussia Dortmund, sin ir más lejos, lo tenía todo de cara con dos goles en apenas doce minutos. Uno de Mayoral -que lleva cuatro en sus cuatro partidos como titular-. Y el otro, de Cristiano Ronaldo. El ‘7’ no se encuentra en La Liga, pero en Champions ha batido un nuevo récord anotador al ser el primer jugador que marca en las seis jornadas de la fase de grupos. Nueve tantos en total. Otra bipolaridad de psicólogo.
El caso es que con 2-0 en el marcador, el Real Madrid parecía rodar cuesta abajo… Pero no. Nada es cuesta abajo este curso para los blancos. Veinte minutos de pájara entre el final de la primera parte y el inicio de la segunda le costaron un doblete -el segundo en fuera de juego- de Aubameyang, que aprovechó para dejar su currículum en el buzón de sugerencias del Santiago Bernabéu. Vuelta a empezar.
Al final, globalmente, no se puede decir que el Real Madrid cuajara mal partido. Todo lo contrario. Fue bastante bueno, de hecho, pese al 2-2 momentáneo en el marcador. Incluso cuando Zidane comenzó con sus probaturas: dio minutos a Asensio -que regresaba tras lesión-, Ceballos y Llorente; y además terminó jugando con una defensa de tres ante la lesión de Varane. Sí, otra lesión más. Y otra vez Varane. Lo que significa todo un drama para los blancos hasta final del año 2017. Lo dicho, que en caso de circo, los enanos están asegurados.
Sólo Lucas Vázquez fue capaz de sobreponerse a semejante desdicha con un gol en las postrimerías. Un rechazo no muy bien pegado, que dio cien botes antes de tocar la malla entre sollozos. Como en las mejores ocasiones. Como en esos días no tan lejanos en que al Real Madrid le salía todo aun sin querer. Por fin la moneda caía de cara. Dicen que ser supersticioso da mala suerte, pero quién sabe si no fue este gol el mejor antídoto posible al mal momento blanco. Aunque fuera en una noche donde había tan poco en juego. El sábado ante el Sevilla lo sabremos…