Matías Cano llegó primero a la pelota y luego lo pasó a llevar a Edwuin Cetré. Miguel Ángel Borja emparejó la serie por aquel penal que confirmó Víctor Carrillo al ver la repetición. Junior de Barranquilla ganó en Chile con su plantilla toda diezmada por el coronavirus y sin suplentes, pero Coquimbo Unido apeló a la cuenta de ahorro -había superado al Tiburón en el Metropolitano- y se clasificó por primera vez a una semifinal continental. Defensa y Justicia aguarda por los dirigidos de Juan José Ribera en aquella ronda, donde solo hay un díscolo entre los argentinos Vélez Sarsfield y Lanús o Independiente.
El Pirata alcanzó su máximo logro histórico en un miércoles de batalla en el Sánchez Rumoroso, donde se escucharon artificios en el arranque del fútbol. El 3-4-3 de Ribera se mantuvo inquebrantable pero con Paul Gatica en una banda. Rubén Farfán remató el único tiro al arco de Sebastián Viera en los 90 decisivos, y fue el agente de mayor peligro junto a Joe Abrigo, de presente y futuro esplendoroso. Cano salvó las puntuales de más riesgo e incluso una fuera de lugar mano a mano en el descuento que en el vivo pareció la más fundamental.
El fútbol chileno sobrevive a la Copa Sudamericana mientras el colombiano se resta de toda instancia internacional por 2020 en una noche donde el Junior lo ha intentado puntualmente con tiros perdidos por los costados y Coquimbo ha lucido cada vez más experimentado en recién la primera de sus épicas, que en Buenos Aires definirá si está para Córdoba.