Según Gallardo, la victoria ante Talleres fue clave porque dieron un golpe al más inmediato perseguidor, pero también a los que venían abajo, y debían sostenerlo. El eco del golpe duró un tiempo más, ya que el domingo Boca fue derrotado en Liniers y hoy por la tarde a la T se le escapó un insólito partido contra Lanús. River tenía todo para consolidarse como líder.
Desde el comienzo salió a jugar bajo sus premisas invariantes de todo el ciclo: adelantando su línea defensiva y con una presión a base de correr con sentido, es decir, ser intenso. En ningún momento dejó acomodar a un Argentinos Juniors que sin la posesión, por características de sus futbolistas e idea de juego, la pasa mal. El Millonario monopolizó la pelota, tuvo en el primer tiempo un 65.9% de posesión y dio 358 pases. Estos datos pueden ser triviales si la tenencia no tiene sentido, pero esta vez la tuvo. Ya en los últimos partidos la ha dinamizado, considerando que pocos meses atrás se caracterizaba por ser más espesa y terminaba centrando más de lo necesario, perdiendo sorpresa a la hora de llegar al área rival.
El dominio era total pero no se terminaba de traducir en llegadas más allá de un buen tiro de Rollheiser. Finalmente los remates de fuera del área (cuatro en el primer tiempo) dieron resultado con un gran gol de Zuculini que coronó una primera media hora de lujo. A partir de allí el equipo, naturalmente, bajó el ritmo hasta finalizar la primera etapa.
Los primeros minutos del complemento fueron el lapso donde Argentinos perdió la timidez y se arrimó a Armani. De hecho, en general, el trámite fue más repartido. Pero River cobra caro los errores ajenos. A los doce minutos los de Milito caen en la trampa de la presión orientada (ejercer una presión buscando que el juego se vuelque hacia una banda) que realiza la Banda en las salidas del rival, le llega un pase frontal y complejo a Ávalos que se resbala y el siempre atento David Martínez (que está pegado al delantero y lejos de su propio arco), rápidamente deja a Palavecino encabezando el contrataque, con las líneas defensivas del Bicho abiertas creando el pasillo ideal para la asistencia a Braian Romero, que controló y le sirvió el gol en bandeja a Julián Alvarez.
Getty ImagesEs que la noche de los centrales de River fue imperial. Lo importante para jugar imponiendo condiciones con los defensores adelantados es la capacidad que tengan para ganar duelos, saber anticipar por bajo e ir por arriba. Hoy Martinez tuvo siete disputas totales ganando el 85,7% de las veces y tres duelos aéreos ganandolos todos. Por su parte, Paulo Díaz tuvo seis disputas totales: ganó el 83,3% de las veces. Y también el 80% de los duelos aéreos. De esta manera siempre mantienen al equipo en posesión y hacen que no tengan que desgastarse corriendo tanto hacia atrás.
Argentinos ni siquiera pudo acomodarse, que Palavecino generó una recuperación alta y, como suele pasar cuando se recupera alto, no hizo falta tanta construcción: en dos pases, Braian Romero estaba festejando el tercero. Pala, que había sido resistido, que parecía no encontrar su lugar en el equipo, hoy es indispensable con sus pases en profundidad a Casco y a Julián Álvarez, pero también con su sacrificio defensivo. Tuvo una precisión de pases en campo contrario de 79,5%, con cuatro pases largos y 47 en total. Evidentemente es el jugador que tiene la capacidad de ver esos pases, por lo tanto debe intentarlos, arriesgar hacia adelante. Es el que debe tener licencia de fallar porque si filtra un pase, probablemente la jugada termine en gol.
Como dice César Luis Menotti “el fútbol es un estado de ánimo”, y este River lo sabe: no hay miedo al error, están todos en sintonía. Luego de la derrota 0:3 ante Atlético de Mineiro, jugó doce partidos por el Torneo Liga Profesional. Ganó diez y empató dos. Le metieron siete goles y marcó veinticinco. Evidentemente desde aquella noche se comenzó a gestar un nuevo equipo. Un poco por mano del entrenador y otro tanto por las eventualidades que surgieron (lesiones, contagios y ausencias por Eliminatorias). Encontró un equipo mucho más armónico, donde cada nombre propio encaja en su función. Y especialmente encontró a Álvarez que sin dudas se erigió como jugador del torneo gracias a su capacidad de golpear en los momentos importantes y a sus actuaciones únicas, demostrando que maneja muchos registros y que, por si quedaban dudas, es delantero centro.
Quedan 21 puntos en juego, River le sacó nueve a Talleres, once a Vélez y Lanús, doce a Boca. Si desde las matemáticas los Millonarios se ilusionan, mucho más desde el juego. Gallardo y los suyos afrontan la recta final en su mejor forma competitiva.