simeone griezmann kokeGetty Images

'Consumidores' de quita y pon

“No consuman. Vean la realidad que tenemos. Partido a partido que ahí, somos jodidos”. Desde que Simeone recitó la Biblia,se ha convertido en lo mejor que le ha pasado al Atleti en sus 120 años de historia. Se ha ganado el cariño de la afición, el respaldo del club y la confianza de los jugadores. Es la autoridad moral número uno del club. En lo bueno y en lo malo. Quien esto escribe, que pertenece a una secta confesa, la 'cholista', y se siente honrado de serlo, lleva años denunciando que, desde que el argentino llegó, se le tirotea sin piedad desde los rincones mediáticos más fétidos del ‘nacionalmadridismo’.

Algunos siguen escocidos, otros han agotado las existencias de ‘Hemoal’ y los hay que han tirado la toalla, resignados, porque llevan once años profetizando un final de ciclo que jamás llega. Dicho eso, más allá de que Simeone y su Atleti molestan, conviene hacer justicia a Simeone. Es tan cierto que existe un ataque sistemático hacia todo lo que huela a Cholo, como que el argentino no necesita masajes a la carta. Está por encima de eso. Y quien crea que Simeone necesita voceros que escriben lo que otros quieren leer, se equivoca. De cabo a rabo. A Simeone, la crítica constructiva le mejora. Y si resulta irritante atacar constantemente a Simeone por todo lo que dice o hace, también empieza a serlo convertir el periodismo en una serie de relaciones públicas sonrojantes. En el término medio está la virtud. No se necesitan 'consumidores' de quita y pon. No suman. Sólo lastran.

Al grano. Si alguien pegó patadas en el culo de Nahuel Molina por ser petición expresa del Cholo, problema suyo. Si se usó a De Paul como excusa para patear el trasero de Simeone, mal hecho. Y si desde el ‘nacionalmadridismo’ mediático se usó a Joao Félix como arma arrojadiza contra Simeone, problema de los que ‘compraron’ ese discurso barato para convertirlo en una ‘guerra civil’ del club. La realidad es que Nahuel Molina en septiembre no estaba al nivel, que despertaba dudas, que centraba mal y defendía peor. Esa es la verdad. Tanto, como que el Molina de ahora, el Nahuel ya campeón del mundo, es un puñal en su banda, tiene gran zancada, ve puerta y centra bastante mejor que antes. Ni antes era desecho de tienta, ni ahora es Dios. Y por supuesto, ni antes servía para matar a Simeone, ni ahora puede servir para endiosar al entrenador. 

Molina estaba de pena y ahora está de dulce. Decir lo contrario, negar la mayor, es hacerse trampas al solitario. Nos pagan para contar lo que vemos, no por apasionarnos. Es fútbol. Aplíquese lo mismo con De Paul. Antes no parecía estar nunca y ahora parece sumar siempre. O con Koke, al que algunos mataban y hoy toleran. O con Griezmann, al que muchos asesinaban el año pasado y hoy le lavan los pies con agua de rosas. Aplíquese lo mismo, por cierto, aunque a algunos no les guste, con Joao Félix. Ni es normal el acoso al que se sometió al Cholo con el portugués, ni es normal ahora la saña con la que se le atiza para beatificar a Simeone. La verdad es que a los jugadores ni se les debe usar para matar al Cholo, ni para alabarlo sin medida. El campo habla. Los hechos también. 

Uno, cholista convencido, que siempre sale al cruce cuando entiende que a Simeone se le falta al respeto gratis, tiene claro que el Cholo, por más enemigos mediáticos que tenga, no necesita voceros ni amanuenses. Está muy por encima de eso. Simeone se ha ganado el cariño de la gente, el respaldo del club y la confianza del vestuario. “No consuman”. Ni el ataque desmedido, ni el elogio gratuito. Simeone no necesita "consumidores" a la carta. Ni un consumo de quita y pon. Y el Atleti, tampoco.

Rubén Uría

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