Un domingo de paz sumó Claudio Bravo en el Manchester City, pues fue titular debido a la expulsión de Ederson contra Wolverhampton y nunca fue requerido por los rivales del Sheffield United, que masticó una dura realidad de no poder finiquitar sus jugadas ofensivas salvo en el minuto 92.
Al meta de Chile, eso sí, le convirtieron un gol en el primer tiempo que el VAR, mediante la confirmación del árbitro Chris Kavanagh por una milimétrica posición de adelanto de Lys Mousset, que superó a todos los zagueros locales y, con Bravo retrocediendo, lo batió con un derechazo al segundo palo.
Agüero y un fenomenal Kevin de Bruyne aportaron con los goles del 2-0 final, pero para encontrar otra acción donde el 1 cobrara relevancia hay que viajar hasta el alargue, cuando Enda Stevens vio el claro y Billy Sharp cabeceó al palo un balón que se paseó por toda la línea de sentencia y no ingresó.
Los dos sustos que la videoasistencia y el palo evitaron que se convirtieran en pesadilla para un conjunto de Pep que está inmerso en una minicrisis de gigante que mantuvo sus 14 puntos de desventaja con respecto al líder Liverpool y uno menos que Leicester, el sorprendente escolta que un día antes provocó el despido de Manuel Pellegrini.
Las estadísticas de Bravo en el partido indican un acierto del 82% en sus pases, ya que entregó correctamente 28 de 34 intentos, reflejo de su virtud con los pies y de cómo habitualmente fue requerido por auxilio de parte de sus defensores Eric García y Fernandinho, poco habituales pero con el cúmulo de lesiones hoy estelares e impasables porque no permitieron ni un solo remate a puerta en la jornada. Bravo jugó, gran noticia, pero no atajó.




