EDITORIAL COPA 2021
Desde atrás en todos los papeles previos, Chile ha salido de la tercera fecha de Copa América con la imagen de un seleccionado fuerte que va a pelear por ganarla y que desde el discurso y el comportamiento se sabe unido, compenetrado, no entiende de nerviosismos... los anula, los deja a un costado. Saca los puntos, hace el trabajo, se conoce de memoria.
Pese a que no deslumbra la primera Roja de Lasarte, que dio atisbos de su propuesta en el empate en Santiago del Estero contra la Albiceleste y en el amargo 1-1 frente a Bolivia en Santiago, sin Alexis Sánchez continúa peligroso arriba y encuentra en los articuladores de su mediocampo el timing, la pausa y la presencia ganadora. Sin Charles - Erick - Arturo de otros tintes sería esta historia. Que un lustro esté escrito bajo sus parámetros da tranquilidad a los que vienen detrás, que mucho deben procesar para rendir en los segundos tiempos, y a los que en el ataque se están quedando con la paz del gol.
Eduardo Vargas, Ben Brereton y Jean Meneses, en ese orden, los delanteros rojos son agentes, generadores, trotadores y exponentes del recorrido. Esta Generación Dorada del último baile -que en el sueño es el penúltimo para llegar a Qatar 2022- abraza a Sierralta, a Tomás Alarcón y a Ben de los Rovers para integrarle juventud a la expereincia. Luci Arriagada casi se lo gana a Uruguay. Arturo y Bravo sellan con un enorme abrazo el viaje extremo de Cuiabá, del que Lasarte saca 4 puntos y múltiples multas por romper la burbuja sanitaria. Pero sobre todo sale con el grupo más que unido, el triunfo ante Bolivia como confirmación de la segunda igualdad vs. la Albiceleste, con la idea aceitada y aguardando por su tocopillano estrella e hincha número 1 actuando desde la voz y los hechos con la unidad como primer concepto. Sánchez, en Chile, canta Rocky y vibra por los que durante 15 años cumplieron sus anhelos junto a él.
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