Boca Gimnasia Torneo Liga Profesional 30102021Getty Images

Boca se acordó tarde que antes de Argentinos estaba Gimnasia

La foto del final, o de los minutos finales, o incluso de todo el segundo tiempo, encuentra a Boca lanzado en ataque, con más actitud que ideas, con la vergüenza de los pibes, con la frescura de Pavón. Pero esos 45 minutos están lejos de ser la película completa, que termina con el Xeneize que se retira nuevamente derrotado.

El partido ante Gimnasia era relativamente incómodo. El 0-2 ante Vélez sentenció las chances de pelear por el Torneo de la Liga Profesional y si bien en la tabla de clasificación a las copas se encuentra en zona de expectativa, el camino corto para llegar a la Libertadores 2022 es la Copa Argentina, en la cual enfrentará el miércoles a Argentinos en Mendoza. 

Durante la semana, se especuló permanentemente con un equipo alternativo para proteger a los "titulares", luego de las lesiones de Weigandt, Rojo, Campuzano y Ramírez en Liniers. Nada de eso pasó y Battaglia dispuso un equipo que se asemejaría al ideal de lo que había disponible. Pero el problema no era de nombres propios. Porque la actitud del primer tiempo fue incluso menor que ante el Fortín, que lo dominó de principio a fin. Porque el Lobo, con sus pocas armas, consiguió que Carbonero provoque un penal infantil de Rossi que el Pulga Rodríguez no desaprovechó y sobre el final de la primera parte, producto de desatenciones insólitas, casi amplía la ventaja.

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La charla del entretiempo parecía haber generado un click y la segunda mitad se jugó en el arco que da al Riachuelo. Gimnasia resignó toda posibilidad de aumentar la diferencia y luego de la roja de Alemán directamente dedicó sus esfuerzos a cortar, despejar y volver a correr detrás de la pelota. La cuestión que el Xeneize nunca resolvió es qué hacer con el útil. Abusó de poner mano a mano a Pavón, apostó al desborde y centro como única solución y, para colmo, se encontró con un Rey que no falló. 

Pero es necesario remarcar que si el cuerpo técnico y el plantel se quedan con esas últimas imágenes, el diagnóstico será indefectiblemente erróneo. Por las caras que esbozó Riquelme desde el banco, quedó más que claro que es imposible conformarse con eso. El tema es que ahora se viene un partido donde no hay revancha ni segundas oportunidades. Y llega en el peor momento de un ciclo que parecía volver a las raíces pero que atraviesa su primera tormenta.

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