Boca sumó su estrella 73 en la historia y su segundo título en este 2022. Campeonato que se definió en una última fecha apasionante en el que River, Racing e Independiente fueron protagonistas. Torneo que el Xeneize consiguió con esfuerzo, al límite en lo físico, con una gran influencia de sus inferiores y superando múltiples inconvenientes que en un momento parecían descartar completamente al club de la pelea.
El 28 de junio Boca se quedó afuera de la Copa Libertadores ante Corinthians como local. Al terminar el encuentro Sebastián Battaglia declaró en contra de la dirigencia por la falta de refuerzo, se conoció que los jugadores hicieron un motín reclamando unos premios insólitos en la previa del partido y el club entró en un ciclo autodestructivo que no preveía este final feliz. El equipo venía de ser campeón de la Copa de la Liga Profesional, pero en una increíble sumatoria de malas decisiones llegó a ese punto de quiebre que culminó la irrupción de Hugo Ibarra como técnico interino.

El primer partido oficial de Ibarra como entrenador no fue sencillo. Él decidió enviar al banco a Carlos Izquierdoz, puso a Carlos Zambrano como titular y Boca cayó por 2-1 con San Lorenzo de visitante. Encuentro en el que Marcos Rojo convirtió un tanto y se lo dedicó al quien era su compañero de dupla y capitán del equipo, enviando un mensaje de disconformidad por verlo entre los suplentes. Luego, entre semana, Darío Benedetto dio una entrevista en la que confirmó que el plantel amenazó con no concentrar contra Corinthians por el pedido de premios, minimizó los insultos de sus familiares a la dirigencia en las redes sociales, cuestionó la decisión del técnico de sentar al Cali y negó los improperios que lanzó contra el Consejo de Fútbol durante la arenga previa al duelo contra los brasileros en la Libertadores.
Con esa caída, Boca acumulaba cuatro derrotas en siete fechas y parecía imposible que peleara el campeonato. Los hinchas y los medios se quejaron de la continuidad de Mariano Herrón como ayudante de campo, puesto que tuvo con Miguel Ángel Russo y Sebastián Battaglia. El Consejo de Fútbol tomó nota, lo envió a la reserva y subió a Roberto Pompei para que, junto a Leandro Gracián, acompañen a Hugo Ibarra. Riquelme también tomó una decisión que fue criticada, ya que aseguró la continuidad del entrenador hasta diciembre, dejando de lado la chance de contratar alguien de mayor experiencia y repitiendo un interinato. Tras todo eso vino el primer partido en La Bombonera, con triunfo por 1-0 ante Talleres con gol de penal de Marcos Rojo, resultado positivo que no calmó el clima.

Ahí también se produjo la salida de Carlos Izquierdoz al ascenso de España. El central, que en junio había recibido una mejora salarial, pidió irse porque no iba a renovar en diciembre, porque se había terminado su última chance de competir en la Libertadores y por no querer competir por un lugar en la titularidad. En contrapartida llegaron los refuerzos de Facundo Roncaglia y Martín Payero, ambos criticados por su falta de continuidad, el nivel de competencia del que venían y lo tarde que arribaron.
Otro punto de quiebre para Boca fue la goleada en contra por 0-3 frente a Patronato en Paraná. La derrota fue dura y dolorosa. El equipo expuso en cancha todos estos conflictos y desnudó la falta de un camino a seguir. Increíblemente, y por que lo contaron los propios futbolistas, ahí Juan Román Riquelme se acercó al vestuario a decirles "que confiaba en ellos y que creía que ellos podían pelear el campeonato". Marcos Rojo confesó tras los festejos del título que en su momento pensaron que el Vicepresidente "estaba loco", pero que fue un punto de partida para empezar a recuperar la confianza.
Casualidad o causalidad, es real que desde ahí Boca inició una racha de quince partidos consecutivos sin derrotas. Seguidilla que le permitió sacar una ventaja decisiva para la obtención de la Liga Profesional y que lo llevó a la semifinal de la Copa Argentina. Pero, aún durante ese camino las cosas no fueron sencillas para el Xeneize, que tuvo que a travesar situaciones que hacen increíble que haya podido llegar al desenlace de la obtención del título.
Es que, luego del 2-1 ante Platense en La Bombonera, el Xeneize perdió a Exequiel Zeballos por una violenta patada de un defensor de Agropecuario en el duelo de Copa Argentina. La acción le provocó una lesión ligamentaria en el tobillo al pibe, gran promesas del club que tuvo que ser operado y recién podrá volver a jugar en 2023. Inmediatamente llegó el 0-0 contra Racing en Avellaneda, encuentro en el que quedó en manifiesto una pelea a golpes entre Darío Benedetto y Carlos Zambrano. El Consejo de Fútbol tuvo que intervenir sancionando a ambos, quedándose sin dos futbolistas de experiencia por culpa de un insólito comportamiento. A esto se le sumó la problemática por la renovación de Agustín Rossi, que se trasladó a la tribuna con el constante pedido del hincha a favor de la continuidad del arquero.

Luego vino el 0-0 contra el Rosario Central de Carlos Tevez, la agónica victoria ante Defensa y Justicia con gol de Luis Vázquez y el partido contra Atlético Tucumán. Ese partido fue otro de los puntos decisivos que tuvo que superar Boca en esta definición del torneo. El Decano llegaba como líder y en el descanso del primer tiempo se encontraba ganando por 1-0 en La Bombonera. En ese instante se vio el fastidio de toda la cancha por el rendimiento del plantel, que se encontraba doceavo y lejísimos de la punta. Ibarra tuvo su primer gran acierto: apostó a Luca Langoni. El pibe, que hasta antes de él no había explotado como goleador, metió los dos tantos con el que Xeneize consiguió una victoria agónica e importantísima. Eso sí, la batalla dejó otra herida grande: Sebastián Villa, quien era el mejor del equipo con diferencia, se transformó en baja por ruptura de meniscos.
Esa nueva lesión provocó desesperación en los hinchas, que reclamaron la llegada de un refuerzo por las bajas de Exequiel Zeballos y Sebastián Villa. Boca apenas hizo un leve intento por traer a Roger Martínez, pero desistió de incorporar. Riquelme otra vez sorprendió a todos con una declaración que fue criticada, pero que a futuro le daría la razón: "No vamos a traer a nadie porque tenemos y confiamos en Luca Langoni".

El pibe respondió inmediatamente al elogio, marcando un gol clave para que Boca derrote en Santa Fe a Colón y llegue encendido al Superclásico. Y es que, en la previa del duelo contra River, lo que también se prendió fuego fue el carbón del predio. La dirigencia, en conjunto con el cuerpo técnico, recuperaron la tradición del asado antes de los partidos. Metodología de la época de Bianchi que regresó para terminar de arreglar los conflictos y unir todas las partes. La búsqueda del recuperar la identidad también llegó a La Bombonera, con múltiples banderas de ídolos, de copas y un clima especial que no se vivía desde hace años. Todo eso pesó y se coronó con el cabezazo de Darío Benedetto que Franco Armani no pudo tapar. El 1-0 ante el Millonario terminaría siendo decisivo.
La racha siguió: victoria contra Lanús con gol de Darío Benedetto, empate sin goles con Huracán, triunfo ante Godoy Cruz con grito de Luca Langoni, pase de ronda por 3-2 frente a Quilmes en Copa Argentina y 1-0 contra Vélez, ambos con aportes clave del debutante Gonzalo Morales. Boca en su racha superó múltiples lesiones musculares, convocatoria a selecciones y sanciones gracias al peso de sus inferiores. Aranda, Varela, Weigandt, Rivero y Sández fueron algunos de los pibes que brillaron a lo largo del torneo. Eso, más la solidez defensiva y una enorme efectividad, fueron las claves para que el Xeneize por fin se consolide en la punta.

Luego vino la recta final, con un Boca totalmente agotado por ser el equipo que más partidos disputó en el año, por la falta de descanso y de pretemporada. Padeció los triunfos contra Aldosivi y Sarmiento y terminó perdiendo su invicto ante Newell's. Esa caída sembró la duda, pero todo aquello que se fue construyendo apareció en la recta final contra Gimnasia e Independiente. El título llegó por trabajar bien las inferiores, por elegir un entrenador que conoce los chicos y las costumbres del club, porque el liderazgo dejó de estar en personas equivocadas, y porque todos entendieron que lo más importante era el equipo.
Boca terminó con Darío Benedetto siendo importante, con Carlos Zambrano defendiendo en gran nivel, con Marcos Rojo siendo un referente invaluable, con Agustín Rossi siendo una muralla y Luca Langoni siendo el goleador. Lo hizo con otro interinato, con tres entrenadores a la vez y Hugo Ibarra siendo el principal. Con Mariano Herrón ganando en reserva. Con Riquelme a la cabeza, tomando mate y comiendo asados. Fue el campeón de la Liga Profesional, pero también de los aciertos, de la resiliencia, de reconstruirse internamente y de recuperar la identidad.