2017-10-17-real-zidane(C)Getty Images

Benzema sostiene la teoría de Zidane

OPINIÓN

En el Santiago Bernabéu, con Karim Benzema en el ojo del huracán, y con el Barcelona habiendo ganado su partido ante el Málaga. El Real Madrid llegaba a su cita contra el Eibar en una situación comprometida. Caminando por el alambre, y sin red de seguridad. Quizás por eso, Zidane apostó por cambiar su plan habitual de actuación: Karim se quedó en el banquillo pese a ser "el mejor" -según el propio Zidane-, y rodeó a Cristiano Ronaldo de 'jugones'. Nada menos que cuatro por detrás de la posición del '7': Dani Ceballos, Luka Modric, Isco Alarcón y Marco Asensio, recuperando así el 4-3-3 en lugar del 4-3-1-2 que venía utilizando.

El plan no parecía mal ideado. Pero desde luego, nunca fue bien ejecutado completamente. Y es que el Real Madrid exhibió el mismo juego plano, lento y previsible durante toda la temporada. Ya podía haber cien violinistas sobre el césped del Bernabéu que por ningún lado sonó una melodía acorde. Y lo que es peor para los blancos, el choque comenzó con el portero visitante en plan héroe. Como el del Tottenham, el Betis, el Valencia o tantos otros anteriormente en el coliseo blanco. Irónicamente, el equipo blanco solventó su crisis con el gol gracias a un tanto en propia puerta de Paulo al cuarto de hora. Sólo podía llegar de esa manera, visto lo visto.

El 1-0 alivió algo la carga del Real Madrid. Pero no sirvió en absoluto para engrasar la maquinaria merengue. El encuentro siguió el mismo somnoliento guión, como los telefilmes de serie B que programan después de comer. Y Marco Asensio marcó el 2-0 a la media hora tras una buena acción de Isco Alarcón, pero ni con ésas. Ni la pareja de moda en el Real Madrid ni el resultado a favor pudieron levantar la libido del aficionado. 

Zidane lo intentó con todo hasta el final. Le honra querer mejorar al equipo. Es más que necesario. Primero probó con Benzema y un 4-3-1-2, y diez minutos más tardes dio entrada a más bandas con Marcelo-Lucas y un 4-4-2. El partido no terminó para hacer estallar fuegos artificiales, ni mucho menos, pero eso sí el tercer gol salió de una gran jugada entre Benzema y Marcelo. Fútbol, como dice Zidane. Mereció la pena el tedioso partido sólo por ver ese debate alimentándose. Zidane le gana la mano a Lineker, de momento.

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