Atlético Nacional se acostumbró a los partidos de 45 minutos

Cero y van tres, como si el aprendizaje fuera a paso muy lento o simplemente pasado por alto sabiendo Dios las razones para hacerlo, pero parece muy poco coincidencial que Atlético Nacional "juegue" la mitad de los partidos y no la totalidad con actitudes completamente opuestas.

De un primer tiempo apático, deambulante y con marcador en contra, a un segundo tiempo visiblemente mejor desde lo actitudinal y futbolístico. La fotografía fue la misma conocida con Once Caldas y Águilas: ausencia de ideas, ningún remate al arco y un rendimiento colectivo bastante flojo que no corresponde a lo que es Nacional.

El cambio para intentar reescribir la historia fue otra foto: Jarlan Barrera a la cancha para liderar el ataque y crear las primeras opciones. En medio de la escasez, el samario apareció como el único diferente, aunque las sociedades se dieron solo por momentos, algo que terminó diluyendo el ataque.

Y cuando el Verde lucía mejor, a compración de la etapa inicial, con intenciones de quedarse con el triunfo, una imprudencia de Mier generó un penal que Rojas cambió por gol para sentenciar la derrota. Castigo para un equipo que se acostumbró a jugar uno solo de los tiempos, que se ve incómodo con el esquema (¿un llamado a replantear?) y muy plano, sin argumentos y aparentemente poco trabajo como equipo. Hay que recobrar la memoria de cara a la Superliga pues ganar ese título es una obligación para los antioqueños que no se pueden permitir un golpe en contra tan temprano en la temporada.