Ansu Fati BarcelonaGetty Images

Ansu Fati salva media temporada al Barcelona

El idilio de Ansu Fati con el gol coloca al Barça, que se veía rezando a todos los santos, con todo por delante para clasificarse para los octavos de final de la Champions League. Hasta hoy no dependía de sí mismo, algo que sí ocurre tras la sufrida y trabajada victoria en el Olímpico de Kiev ante el Dinamo que le sitúa segundo del Grupo E con la responsabilidad de vencer al Benfica en el Camp Nou el próximo 23 de noviembre. Una victoria ante los portugueses, que perdieron ante el Bayern en Múnich, clasificaría matemáticamente al Barça para los octavos sin necesidad de puntuar en el Allianz Arena en la última jornada.

Ganar este martes en Kiev deja en manos del Barça el pase a octavos. No vencer era un drama. Es tan importante la victoria a nivel deportivo, por el juego y por la actitud del equipo, como para el área económica, que se mordía las uñas pensando en el trabajo que le hubiera supuesto una eliminación demasiado apresurada en la Champions. Más cerca parecen los 9 millones del pase a octavos, aunque todavía quedan lejos los más de 10 millones que debe ingresar, también, por una clasificación lejana para los cuartos. Queda un mundo, pero esos 20 millones están presupuestados.

En fútbol, hay brotes verdes. El Barcelona de Sergi tiene mucha más intención que el equipo de Koeman. Presión alta, una velocidad de juego más elevada y las líneas más cortas para evitar esfuerzos innecesarios, aunque de la misma manera que ocurría con el neerlandés, el conjunto culé sigue siendo un equipo de momentos. Tiene ratos de buen nivel, de trenzar jugadas interesantes y de someter a su rival rompiendo sus líneas y no dejándole salir cómodamente de su área. Pero también tiene otros en los que se desconecta, en los que el contrario le gana los duelos y le coge en las transiciones.

El Barça sigue siendo un equipo demasiado frágil, débil bajo presión, desordenado cuando el rival decide irse al ataque. Y así, en esa situación general, sufrió hasta el final en un estadio Olímpico que pudo convertirse en otro campo maldito hasta que Ansu Fati metió la bota para que Barça se sacase todos los fantasmas de encima y respirase aliviado tras estar 70 minutos pensando en el milagro que hubiese necesitado para clasificarse para los octavos de final si no volvía de Kiev con los tres puntos. Al Barcelona le sigue faltando dominar las áreas, pero la victoria ante el Dinamo le tiene que hacer crecer. Por lo menos, sonreir.

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