OPINIÓN
El Barcelona venció a la Juventus en el primer partido de esta edición de la Champions League. Todo salió a pedir de boca para el conjunto azulgrana, el cual tuvo su particular 'vendetta' tras la eliminación por los propios italianos en el curso anterior. El ambiente de euforia que manifestó el Camp Nou con la plantilla no fue general, siendo André Gomes uno de los señalados por la grada, quedándose fuera de la fiesta culé.
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El estadio azulgrana arrancó el partido bajo un clima reivindicativo fruto de la actualidad política que se respira en Cataluña para poco a poco centrarse en el plano deportivo. Los goles de Lionel Messi y la gran actuación del plantel dirigido por Valverde fueron incrementando los aplausos. Jugadores como Messi, Iniesta, Rakitic y Dembélé recibieron una buena dosis de palmas, incluyendo a Paulinho, en su estreno en la máxima competición continental.
Pero la celebración no fue plena, la entrada de André Gomes al terreno de juego a los 83 minutos fue recibida de nuevo con indiferencia por el público, con un silencio generalizado al que acompañaron leves pitos dirigidos al luso, quien mantiene una distanciamiento notorio con la grada barcelonista desde la temporada pasada, cuando empezó a ser cuestionado en algunas de sus actuaciones y por las que sigue estando en el punto de mira del Camp Nou.




