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Por Juan Yagüe.- Era el mes de agosto cuando escribí un titular parecido para el partido de la tercera jornada de la primera vuelta en Old Trafford. Ambos equipos estaban sin ganar y se medían un lunes noche en el Teatro de los Sueños. Desde aquel día, las cosas han cambiado diametralmente para ambos equipos. El Manchester United fue cada vez a más y el Liverpool cada vez a menos. Y aún así, vuelven a medirse con todo en juego.
En aquel encuentro, que ganó 2-1 el equipo mancuniano, la sensación era que los de Ten Hag no estaban preparados para ahuyentar el fantasma Red que llevaba un lustro martilleando la imagen de los Red Devils sin ninguna condescendencia (incluido un estruendoso 0-5 para los de Jurgen Klopp la temporada pasada). Ahora es al revés. Es el equipo de Anfield el que ve como su eterno rival se presenta en su estadio con todas las papeletas para llevarse los tres puntos. Fútbol. Vida. Así son las cosas.
El Manchester United ha evolucionado y madurado a pasos agigantados. Es tercero en la Premier League, tiene al jugador más en forma de la competición (Rashford) y al técnico de moda en el fútbol inglés. Están a once puntos del Arsenal (habiendo jugado un partido menos). Pero viendo la inercia y el calendario restante, ¿quién puede detener a un equipo liberado, con ansias de ganar y capaz de solventar el tema Cristiano o la lesión de Eriksen sin ningún drama? Los Diablos Rojos han encontrado de nuevo su mejor versión.
¿Y el Liverpool? Quitando la debacle ante el Real Madrid, lleva tres encuentros seguidos en liga sin recibir gol y la plantilla está recuperando jugadores claves y poniéndolos a tono. El top 4 se ve, aún, como una meta alcanzable. Y ganar a su máximo rival (y viendo el desastre blanco en la Copa del Rey) podría hacer a los Reds soñar con cualquier épica europea (bien sea logrando una machada en el Santiago Bernabéu o metiéndose en Liga de Campeones la próxima temporada). Las sensaciones no son buenas, pero cuando nada es seguro todo es posible.
Es un Clásico y Anfield presentará sus mejores galas para apurar sus últimas opciones de hacer algo notable esta campaña y, de paso, hundir cualquier resquicio de esperanza de título para su eterno rival (que hace una semana ya fue campeón de la Copa de la Liga en Wembley). Un partido en el que, de nuevo, ambos se lo juegan todo. Sus objetivos actuales, su prestigio, su grandeza, su superioridad sobre el eterno rival. Liverpool-Manchester United. Casi nada.
Juan Yagüe