Gustavo Gómez, usando máscara em jogo do Palmeiras em 2023Cesar Greco/Palmeiras

El capitán de Palmeiras que estuvo a punto de jugar en Boca: "Gracias a Dios el destino me trajo acá"

El 5 de julio del 2018, Gustavo Gómez era, de palabra, jugador de Boca. Había dejado Milan, llegó a Buenos Aires, pasó por Casa Amarilla, superó una parte de la revisión médica y hasta tenía filmado su video de presentación. Pero, en simultáneo, los detalles finales de la operación hicieron caer su incorporación, pedida casi como súplica por Guillermo Barros Schelotto. Unos días después, era nuevo refuerzo de Palmeiras, el rival del Xeneize en las semifinales de la Copa Libertadores 2023.

Es verdad que, unos meses después de aquellos hechos, el paraguayo sufrió a Darío Benedetto en la misma instancia de la edición 2018, cuando el Pipa fue determinante con tres goles entre la ida y la vuelta ante el Verdao, que tuvo al propio defensor como autor del 2-1 parcial en Brasil. La historia los vuelve a poner frente a frente, aunque con Gómez en el rol de capitán y líder del club que fuera campeón en 2020 y 2021.

Y la opinión, a cinco años de aquel pase frustrado, es terminante: "El destino quería que me uniera al Palmeiras. Estaba todo preparado, estábamos listos para firmar, pero cuando fui, en el contrato hubo algunas pequeñas cosas que no nos gustaron. Estaba muy cerca de suceder, pero gracias a Dios el destino me trajo a Palmeiras", aseguró quien rechazó hace pocos días una oferta de 30 millones del fútbol árabe, comprometido en ganar el trofeo por tercera vez en su carrera.

Gustavo Gomez Palmeiras Boca Copa Libertadores 2018Getty Images

¿POR QUÉ NO LLEGÓ A BOCA?

Para entender la fallida negociación hay que remontarse algunos meses atrás de aquel mercado de mitad del 2018. Y, a su vez, hasta el 2014. Guillermo Barros Schelotto conoció al zaguero cuando era DT de Lanús y quedó deslumbrado por su potencial. Por eso, en el receso de enero del 2018, pidió que sea incorporado como sea y Boca llegó a ofertar 6.5 millones de dólares a Milan, dueño de su pase, pero no pudo hacerse con el futbolista.

Seis meses después volvió a la carga y luego de incontables ofertas y contraofertas, todo estaba acordado con el Rossonero y también con la representación de Gómez. Pero mientras pasaba la revisación médica, apareció la traba definitiva: el dólar, ya que el pedido era un salario con la moneda "libre", mientras que en el Xeneize ofrecían pagar con el mismo "techo" que ya estaba presupuestado y con el que se pagaba al resto del plantel ante posibles devaluaciones.

La negociación terminó de forma abrupta y el rumbo del jugador fue Milan y San Pablo, para firmar con Palmerias. Daniel Angelici disparó unos días después que "se hizo la revisión médica y estando en el país tuvimos la charla final con su representante, que me dijo que quería un contrato de dólar libre. Ahí le dije que se vaya. A mí no me gustan estas novelas del mercado", para agregar que "Boca es un club muy grande, y cuando vamos a buscar un jugador me gusta que ese jugador tenga ganas de venir".

La respuesta llegó casi un mes más tarde: "Los dirigentes brasileños se portaron muy bien conmigo desde el primer momento. Son muy serios, te llaman directamente, no mienten y no publican nada en la prensa. Cumplieron con todo lo prometido", contraatacó. Finalmente, el refuerzo que llegó para ese puesto fue Carlos Izquierdoz y el resto de la historia de ese año es conocida, pero tendrá un nuevo capítulo en este 2023, otra vez en semifinales de la Copa Libertadores.

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