Terminado.
La Copa Mundial de Clubes ha llegado, oficialmente, a su fin. Y ha sido un mes bastante vertiginoso. El fútbol estuvo bastante bien, los equipos estaban bastante interesados (e interesantes). Las historias fueron convincentes. Y, aunque probablemente no aprendimos mucho sobre cada equipo individual, sirvió como un buen barómetro para posicionar a los clubes en la jerarquía global del fútbol, que es en gran medida el objetivo al final del día.
La final en sí fue entretenida de ver. Todos pensaban que el Chelsea iba a ser destruido. Y luego simplemente decidieron, bueno, no ser destruidos. En cambio, salieron merecidos ganadores, superando en estrategia y juego al mejor equipo de fútbol mundial. Fue, en verdad, la última dosis de incertidumbre que el torneo necesitaba para pasar de ser una idea interesante a algo que perdurará.
GOAL presenta el XI del Mundial de Clubes, con observaciones clave de la final y del torneo en general.











