Superclásico: el fútbol del ascenso de Diego Martínez venció al estilo europeo de Martín Demichelis

"Soy del ascenso. 100% del ascenso. Y lo digo con orgullo". Diego Martínez dio una conferencia de prensa en la que se mostró exultante pero también con los pies sobre la tierra luego de la victoria en el Superclásico ante River en Córdoba, resultado que puso a la par de otros grandes momentos de su carrera: "el ascenso con Estudiantes de Caseros y el ascenso con Tigre".

Y su triunfo se contrapone en absoluto a la propuesta de Martín Demichelis, formado como entrenador de manera íntegra en Europa, más precisamente en Alemania, con un equipo mecanizado al que esta vez le faltó alma y al que los cambios perjudicaron notablemente.

La tarde para Boca comenzó con el pie izquierdo, porque River lo encontró desarmado mientras atacaba y lento en el retroceso. Entonces la recuperó, realizó tres toques y en segundos estaba Claudio Echeverri encarando a Rojo, a la espera del momento justo para cederle el gol a Borja. Pero en lugar de continuar los avances y neutralizar al Xeneize, el Millonario puso un insólito freno de mano.

Del otro lado, Martínez empezó a descubrir la debilidad de su rival y profundizó por las bandas. Entonces, su equipo comenzó a asociarse especialmente por izquierda con Zenón y Lautaro Blanco, mientras que del otro lado llegaba Advíncula por atrás de Saralegui.

El 25 de febrero, Boca lo perdía en el Monumental hasta que, promediando la segunda mitad, llegó el gol de Medina luego de una jugada que cruzó la cancha de derecha a izquierda, hasta que Lautaro Blanco rompió la última línea, llegó al fondo y tiró el centro atrás para que Medina defina por abajo desde el punto del penal.

Este 21 de abril, Boca lo perdía en Córdoba hasta que Advíncula tiró una pared con Saralegui, rompió la última línea, llegó al fondo y tiró el centro atrás para que Medina defina por abajo desde el punto del penal. Con ángulo cambiado, un gol idéntico. Demasiado para que sea una coincidencia y no se trate que uno de los técnicos conozca la debilidad del otro.

Es verdad que todo hubiera cambiado si esa pelota, que dio en Lema y parecía ser el 2-1, no hubiera sido salvada milagrosamente por Romero o si el VAR hubiera considerado que había cruzado la línea en su totalidad. Pero inmediatamente después de esa situación, que dejó a River en shock, se produjo el otro cimbronazo: afuera Echeverri y Nacho Fernández, los dueños de la pelota en el centro del campo, para que ingresen Manu Lanzini y Esequiel Barco.

Ocho minutos más tarde, el Xeneize estaba 3-1 a pura presión: forzó a Herrera para que despeje corto y Zenón le sirva el gol a Cavani, forzó a Herrera para que la pierda en mitad de cancha y Merentiel se quedara con el rebote de Armani a la definición de Cavani. Presión, sacrificio, provocar los errores ajenos para transformarlos en aciertos propios.

River. Belgrano. San Lorenzo. Racing. De nuevo River. Cinco partidos, cuatro de ellos considerados clásicos, con una coincidencia. En todos Boca empezó perdiendo y los ganó, a excepción del Superclásico en el Monumental donde terminó empatado.

Martínez no solo transformó al equipo desde lo futbolístico y lo físico, sino también potenció la moral de un plantel que, pese a llegar a la final de la Copa Libertadores 2023, había tenido un año muy pobre donde justamente se veía a un equipo que caminaba la cancha y que al primer golpe caía a la lona. Un equipo con mentalidad de peleador que nunca se rinde.

Ya pasó un año y medio desde el anuncio de Marcelo Gallardo de su salida y la llegada de Martín Demichelis. Ganó de forma aplastante el Torneo de la Liga, se quedó con el Trofeo de Campeones y la Supercopa Argentina. Quedó eliminado en octavos de final en la Copa Libertadores pero por penales en Brasil, también perdió desde los 12 pasos en la Copa LPF 2023 en semis.

Desde la estadística, el ciclo de Micho parece indiscutible, pero hay algo que no termina de convencer al hincha. Sus planteos, sus cambios permanentes antes y durante los partidos, los conflictos con los referentes, las victorias que se dan por peso específico y no por su influencia. No hay dudas que el DT no convence y esta derrota no hace más que empantanar su ciclo.