La magia del deporte volvió a cruzar fronteras en Los Ángeles, esta vez con el icónico Sergio Ramos como protagonista. El capitán de Rayados de Monterrey fue el invitado especial de los Dodgers para lanzar la primera bola en el Dodger Stadium, en el marco del segundo juego del “Clásico de la I-5” ante los Padres de San Diego. Ante más de 56 mil aficionados, el futbolista español vivió una experiencia inédita al participar en una de las tradiciones más representativas del béisbol estadounidense.
La ceremonia no solo marcó el debut de Ramos en este tipo de eventos, sino que también representó un encuentro simbólico entre el futbol y el béisbol, dos disciplinas que reúnen a millones de seguidores alrededor del mundo. En una ciudad donde ambas pasiones se viven con intensidad, la presencia de una figura del calibre de Ramos sirvió para reforzar los lazos entre culturas, aficiones y formas distintas de entender el juego.




