En exclusiva con GOAL, Rodrigo Aguirre abrió su corazón y compartió pasajes íntimos de una carrera marcada por sacrificios, resiliencia y sueños cumplidos. El delantero uruguayo del América recordó sus inicios en Montevideo, donde jugaba descalzo en las calles: “Hoy agradezco esa infancia porque me enseñó a valorar las cosas simples y a transmitirles a mis hijos que nada es fácil”.
De la gloria juvenil al dolor de perderse un Mundial
Aguirre estuvo en la final del Mundial Sub-17 en 2011 en el Estadio Azteca, un recuerdo agridulce tras salir por un golpe en la cabeza: “Del partido prácticamente no recuerdo nada, solo la entrada en calor y ver esa cantidad de gente. Para mí, a los 16 años, era un sueño cumplido vestir la camiseta de Uruguay en una final en el Azteca” .
Dos años más tarde, la vida volvió a golpearlo: una pericarditis lo dejó fuera del Mundial Sub-20. “Creo que fue la primera vez que me mostré vulnerable delante de mis amigos. Lloré porque sabía que podía estar ahí. Pero esos golpes te hacen más fuerte, te hacen madurar antes de tiempo”, confesó.
Aprendizajes en su recorrido internacional
El “Búfalo” pasó por Italia, Ecuador, Brasil y México antes de llegar al América. De esas etapas, resalta la paciencia como la lección más grande: “Cuando sos joven querés todo ya, pero aprendí que hay que esperar, trabajar y estar listo para cuando llegue tu momento”.
América, la selección y la familia
En su paso reciente por Rayados vivió momentos duros con las críticas, pero asegura que el fútbol le dio revancha: “Mi hijo me decía que ya no me abucheaban tanto y eso me emocionó mucho. América llegó en un momento especial para nosotros”.
El llamado a la selección uruguaya lo llena de motivación de cara al Mundial 2026: “La selección me recuerda que el sueño está ahí, que no puedo bajar los brazos”.
Y sobre el club azulcrema, Aguirre fue contundente: “América me devolvió la alegría de jugar. Lo que tenemos en este vestidor no lo vi en ningún otro club. La química dentro y fuera de la cancha lo hace diferente”.
Un delantero con hambre
Entre recuerdos, emociones y aprendizajes, el uruguayo cerró con gratitud: “Me emociona pensar todo lo que me costó llegar hasta acá. Soy un agradecido de estar en América y quiero seguir dando alegrías a la gente”.