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Por qué fracasó la Generación Dorada de Bélgica: la historia de un equipo de campeones sin títulos

Había una vez la Generación Dorada de Bélgica. Que ha fracasado, y lo hemos escuchado tantas veces que ya perdimos la cuenta. La generación de Eden Hazard y Romelu Lukaku, de Kevin De Bruyne y Thibaut Courtois, de Dries Mertens. De todos esos campeones, o excelentes jugadores, que formaron un ejército potencialmente destructivo pero nunca ganador en la práctica. Un poco como Yugoslavia antes de la disgregación.

Una fecha clave del proceso de reducción de Bélgica se puede identificar el 2 de julio de 2021: la noche de Múnich, aquella en la que Nicolò Barella y Lorenzo Insigne llevaban a Italia a las semifinales de la Eurocopa y firmaban el golpe contra uno de los teóricos favoritos para ganar el torneo. Otra fecha clave es el 1 de diciembre de 2022, un año y medio después: Croacia-Bélgica 0-0 y eliminación ya en la fase de grupos del Mundial de Qatar.

El desafortunado autogol de Jan Vertonghen en los octavos contra Francia marcaba el final del camino en la Eurocopa 2024. Fue la puñalada más reciente a lo que quedaba de la generación dorada de Bélgica. Aunque ya en Alemania la selección de Domenico Tedesco se había presentado cambiada en la piel y en el alma, rejuvenecida. Y al mismo tiempo, reducida en calidad y ambiciones, tanto que nadie, por una vez, se sorprendió demasiado por la enésima eliminación temprana en una gran competición.

Como en la ida jugada en Roma, la Italia de Luciano Spalletti se encontrará enfrentándose a un rival en profunda transformación, justo como lo están los azzurri después de la terrible campaña en Alemania. Entre un presente y un futuro interesantes pero inciertos y un pasado de gloria melancólicamente atrás, como lo son todas las cosas bonitas pero inacabadas de la vida.

  • LA GÉNESIS

    ¿Cuándo nace la Generación de Oro belga? En los primeros años del nuevo milenio. Desde 2002, el año del Mundial de Corea y Japón y de la polémica eliminación a manos de Brasil (gol legítimo anulado a Wilmots con el marcador 0-0 por un empujón a Roque Junior muy leve), hasta 2014, los Diablos Rojos no participaron en ninguna competición internacional. Ni Eurocopas, ni Mundiales, nada de nada.

    Solo que mientras tanto algo está cambiando. La Federación evoluciona y todo el movimiento belga se ve inmerso en una fuerte y profunda reorganización. Escuelas y categorías juveniles entran en simbiosis. El sistema base de las canteras pasa a ser el 4-3-3, símbolo de coraje, desparpajo, ganas de jugar al fútbol. El regate se prioriza sobre el resultado. Y al mismo tiempo se diseña un sistema de observación ramificado que permite interceptar a los mejores talentos a nivel nacional, siguiéndolos de cerca y favoreciendo su crecimiento hasta los niveles más altos.

    Es así como se descubren los futuros pilares de la Generación de Oro. Comenzando con De Bruyne, pasando por Lukaku. Y es así como, después de años de paciente espera, se cosechan los primeros frutos: bajo la guía de Marc Wilmots, precisamente la víctima del "atraco" deportivo de aproximadamente una década antes, Bélgica se clasifica finalmente para un gran torneo, es decir, el Mundial de Brasil de 2014.

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  • Belgium Russia 2018Getty Images

    EL ASCENSO, LA PRIMERA CAÍDA, EL ÁPICE, EL DESCENSO

    Las potencialidades de Bélgica, durante algunos años, son enormes. Brasil 2014 representa una especie de primer intento, aventura concluida en los cuartos de final a manos de Argentina, futura finalista. En Sudamérica, por ejemplo, el once titular de Wilmots es el siguiente: Courtois; Alderweireld, Kompany, Van Buyten, Vertonghen; Witsel, Fellaini; Mertens, De Bruyne, Hazard; Lukaku. Y a disposición, están Mignolet, Vermaelen, Moussa Dembélé, Origi, el joven talento Januzaj. Solo para comprender de qué se está hablando.

    Euro 2016 en Francia trae la mayor decepción del grupo. Una vez más, Bélgica se presenta a la competición con el rango de aspirante a la victoria final. Pero que algo no funciona bien es evidente desde el debut contra la Italia de Antonio Conte: los azzurri juegan un gran partido y se imponen con un gol por tiempo, abriendo las primeras grietas en las convicciones de una selección acompañada por las fanfarrias de los corredores de apuestas. Certezas que se desmoronan clamorosamente en los cuartos, de nuevo. Pero no contra Argentina: contra Gales. Un 1-3 terrible, inconcebible, además después de la ventaja inicial belga. El primer verdadero golpe a las esperanzas de gloria de los Diablos Rojos, al final, es precisamente ese.

    Reorganizarse después de una salida de escena similar no es sencillo, pero Bélgica tiene el mérito de resetear todo. Nuevo entrenador, Roberto Martínez en lugar de Wilmots, y ambiciones recuperadas. En Rusia, Lukaku y compañía dominan una vez más su grupo con puntuación perfecta. Corren el gran riesgo en los octavos contra Japón, pero remontan de 0-2 a 3-2. Viven la noche de las noches contra el favorito Brasil de Neymar, en los cuartos: el 2-1 final es el verdadero ápice de la historia reciente belga, además de valer la llegada a una semifinal 32 años después de la primera y única vez (México '86).

    La derrota contra Francia, que anotó con Umtiti al inicio del segundo tiempo y fue capaz de defender el resultado hasta el final, representa una especie de punto de inflexión. Así como el tercer puesto final, conquistado gracias al 2-0 en el partido por el tercer lugar contra Inglaterra. Aunque nadie puede sospecharlo aún, Bélgica acaba de escalar hasta el punto máximo de la parábola inacabada de la Generación de Oro.

  • "TODAS DIVAS"

    ¿Qué es lo que no ha funcionado, entonces, en un sistema capaz de unir en la misma selección a tantos jugadores talentosos? Durante varios años, Bélgica se ha encontrado jugando juntos a De Bruyne, Hazard, Lukaku, Mertens, Courtois. Más Kompany, Vertonghen, Vermaelen, Witsel, Fellaini, Carrasco, Meunier. Todos elementos que pueden presumir en su currículo la participación en los mejores equipos europeos, desde el Real Madrid hasta el Manchester City pasando por el Barcelona, el Manchester United y el Inter.

    La causa principal puede identificarse en la incapacidad de formar un verdadero equipo, a pesar de un talento individual de altísimo nivel. Si es verdad que la suma hace el total, Bélgica el total verdadero nunca lo encontró. Y cuando finalmente lo logró, es decir, en Rusia hace seis años, lo consiguió a pesar de los egoísmos y tensiones internas que a menudo han lacerado al grupo.

    “Bélgica fue como el Paris Saint-Germain – contó hace algún tiempo Radja Nainggolan, alguien que a menudo era dejado en segundo plano en presencia de tanta calidad, en el podcast Gurulandia – Nosotros teníamos a Lukaku, Hazard, De Bruyne, Courtois. Teníamos muchos. Cuando pones a todos estos jugadores juntos, hay demasiado protagonismo. Todos quieren ser protagonistas. No siempre va de la mejor manera. Todas divas, todos querían el papel de jugador más importante y las cosas no salieron como debieron haber salido”.

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  • LAS TENSIONES INTERNAS

    Para acompañar todo esto, durante esos años, hay una especie de tensión constante que parece envolver a la selección belga. Reflejo parcial de esa política entre flamencos y valones, las dos almas del país.

    El mismo Nainggolan, ignorado varias veces por Martínez, no hace nada por ocultar su descontento cuando los periodistas lo incitan sobre el tema. Pero la tensión puede manifestarse también de otras maneras, más frívolas: como cuando De Bruyne y Courtois rompen su amistad cuando la novia del centrocampista lo traiciona precisamente con el portero. Los dos, antes muy unidos, se relacionan fríamente el uno con el otro cuando se ven obligados a convivir bajo el mismo techo en la concentración.

    Cómo olvidar, luego, la polémica entre el mismo Courtois y el seleccionador Tedesco en las semanas previas a la Euro 2024. El portero del Real Madrid que en invierno anuncia públicamente que no participará en la competición, el entrenador que meses después revela que no ha vuelto a saber de él, el jugador que lo llama mentiroso en las redes sociales. Resultado: Thibaut a Alemania no va, a pesar de haber jugado y ganado recientemente una final de la Liga de Campeones.

  • Eden Hazard BelgiumGetty Images

    EL TIEMPO QUE PASA

    En todo esto, el tiempo ha comenzado a fluir de manera implacable. Torneo tras torneo, eliminación tras eliminación, oportunidad perdida tras oportunidad perdida, Bélgica ha entendido que ha dejado escapar de las manos una oportunidad única para escribir su nombre en la élite del fútbol. Es decir, conquistar algo concreto, ya sea una Eurocopa o un Mundial.

    La estrella más brillante del firmamento, es decir, Eden Hazard, prácticamente interrumpió su carrera al más alto nivel una vez que se trasladó del Chelsea al Real Madrid, en el verano de 2019, víctima de una serie alucinante de problemas físicos y de un declive físico, técnico y mental: en 2022, al día siguiente del empate sin goles contra Croacia que marcaba el fin de la aventura en Qatar, anunció su retiro de la selección.

    El líder defensivo Vincent Kompany, actual entrenador del Bayern, ya lo había hecho anteriormente, disputando en Rusia su último torneo. Lukaku, aun siendo el máximo goleador en la historia de los Diablos Rojos, no ha vuelto a repetir la hazaña del increíble bienio 2019-2021 en el Inter. Y los años han comenzado a pasar también para todos los demás: Mertens, un De Bruyne siempre más víctima de problemas físicos, y luego Vertonghen, Vermaelen, Alderweireld. Mientras que Courtois, como se ha contado, se ha retirado voluntariamente de cualquier discusión. Al menos hasta que el seleccionador sea Tedesco.

  • ¿UNA NUEVA GENERACIÓN DORADA?

    De esa generación dorada quedan ya pocos. De Bruyne una vez más no estará, como en la ida; Lukaku sí. De los convocados por Tedesco, solo dos forman parte del equipo llevado a Rusia por Martínez en 2018: el portero Casteels y el centrocampista Tielemans.

    “Faltarán algunos jugadores fuertes - decía Luciano Spalletti antes del partido de Roma - pero tienen otros que en el futuro podrían ser aún más fuertes: en campo abierto son devastadores, especialmente en el uno contra uno, y en las bandas tienen jugadores hábiles en el regate, están entre los mejores de toda Europa. Tienen calidad por todas partes, tienen jugadores que juegan en los mejores equipos a nivel europeo y están en el sexto lugar del Ranking FIFA, mientras nosotros estamos en el décimo”.

    Espacio para los jóvenes, entonces. Pero, ¿quiénes son los jóvenes? Charles De Ketelaere, renacido en Bérgamo pero ausente por lesión. O Lois Openda y Johan Bakayoko, delantero y extremo de Leipzig y PSV, ya vistos en acción contra la Juventus. O el defensa de veinte años Zeno Debast, del Sporting, ya llamado por Tedesco para la Eurocopa. La nueva estrella es Jeremy Doku, pero él también está al mejor nivel y no estará. Y luego atención a Leandro Trossard, del Arsenal, que ya no es tan joven. Pero construir otra Generación de Oro no será fácil.

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