España se consagró campeona de la Eurocopa con su victoria 2-1 sobre Inglaterra en el Olympiastadion de Berlín, en un partido muy limpio que sólo tuvo una polémica, aunque decisiva: el gol de Mikel Oyarzabal que dio el título a la Roja llegó en una acción milimétrica, que fue ratificada con el VAR gracias a la ayuda de la tecnología semiautomática para detectar los fuera de juego.