Los momentos más polémicos de Jude Bellingham: Desde criticar a sus compañeros del Borussia Dortmund hasta las tarjetas rojas en el Real Madrid por maldecir a los árbitros.

Bellingham, según la mayoría de las opiniones, es un excelente compañero de equipo. Parece tener buenas relaciones con sus compañeros madridistas y es cercano al compatriota inglés Trent Alexander-Arnold. Pero no siempre ha estado de acuerdo con sus colegas en el campo.

Hubo informes dispersos de que su presencia en el vestuario del Dortmund fue perjudicial hacia el final de la temporada 2022-23, y en abril intercambió palabras con Emre Can mientras su equipo se desmoronaba en el tramo final de la carrera por el título de la Bundesliga.

Can argumentaría más tarde que el centrocampista "tiene mucho que aprender" sobre ser un profesional.

Pero ese incidente no fue el único altercado de Bellingham en el Borussia. Fue noticia con una entrevista emotiva después de que el Dortmund perdiera contra el Bayern de Múnich en diciembre de 2021, cuando una decisión controvertida de penalti del árbitro Felix Zwayer le dio la victoria a los bávaros que apenas merecían.

Bellingham dejó claro su sentido de injusticia en su entrevista posterior al partido: "Puedes mirar muchas de las decisiones en el juego, le das a un árbitro que ha arreglado partidos antes el juego más grande en Alemania, ¿qué esperas?"

El entonces CEO del Bayern, Oliver Kahn, se enfureció y calificó las palabras de Bellingham como "un paso demasiado lejos". Fue multado con una fuerte sanción, y evitó por poco una suspensión.

Dortmund y Chelsea se enfrentaron en un intenso duelo en la Liga de Campeones en marzo de 2023. El equipo de Bellingham llevó una ventaja de 1-0 a Stamford Bridge y eran favoritos para vencer a un equipo que languidecía en la mitad de la tabla en la Premier League. Pero resultó ser una noche difícil.

Bellingham desaprovechó una buena ocasión, y a Kai Havertz se le concedió una polémica repetición de penalti, cuya conversión resultó decisiva en una victoria global de 2-1. Bellingham tenía todo el derecho de sentirse agraviado después del resultado, pero aun así perdió los estribos tras el final del partido. El centrocampista empujó a un camarógrafo que lo perseguía por el terreno de juego del oeste de Londres, y tuvo una acalorada conversación con Marc Cucurella.

Él no midió sus palabras después del final del partido, tampoco: "No quiero meterme en problemas, ya les he pagado suficiente. Eso fue decepcionante y el hecho de que hayan tenido una repetición es una broma."

Quizás el arrebato más preocupante del tiempo de Bellingham en Alemania ocurrió en febrero de 2022, cuando el mediocampista del Dortmund gritó a su lateral izquierdo, Nico Schulz.

Sucedió, ciertamente, en un momento crucial de un partido tenso. Dortmund estaba perdiendo 6-4 en el global en el segundo tiempo de su eliminatoria de la Europa League contra el Rangers, cuando Schulz pasó un balón demasiado fuerte que estaba dirigido a los pies de Bellingham, quien no pudo controlar el balón. Sin embargo, el arrebato de Bellingham tuvo poca justificación, ya que se volvió hacia Schulz y desató una serie de improperios.

"¡No puedes dar ni un maldito pase, eres una mierda! ¡Cada maldita vez!" se le escuchó decir. No te andes con rodeos, Jude...

La pasión es algo que viene con llevar la camiseta de tu selección nacional, y en 40 apariciones con Inglaterra, Bellingham no ha hecho más que impresionar. Ha sido el jugador destacado de los Tres Leones en dos torneos sucesivos, y casi siempre aparece con un momento de magia cuando el equipo más lo necesita.

Aun así, su carrera internacional no ha estado exenta de unos cuantos arrebatos, uno de los cuales fue captado por un micrófono especialmente sensible, que recogió a Bellingham gritando "¡maldito idiota!" tras no lograr alcanzar a un oponente cuando Inglaterra se enfrentó a Gales en la Copa del Mundo 2022.

Aunque el arrebato de Bellingham no estaba hiriendo a nadie fuera de algún padre ocasional que tuvo que explicar a sus hijos de qué hablaba su jugador favorito en el campo, fue otra señal de lo desesperado que está por triunfar.

En el minuto 99 del enfrentamiento entre el Real Madrid y el Valencia en marzo de 2024, Bellingham pensó que había logrado un gol dramático de la victoria. El inglés cabeceó un centro al fondo de la red y se alejó celebrando con los brazos extendidos para reconocer una remontada dramática después de que Los Blancos habían estado 2-0 abajo en el primer tiempo.

En cambio, quedó en estado de incredulidad al darse cuenta de que el árbitro Gil Marzano había pitado el silbato final mientras el provocador centro de Brahim Díaz flotaba en el aire. Bellingham reaccionó como muchos lo harían, storming up to the official and offering some choice words after the controversial decision: "Es un maldito gol, el balón está en el aire, ¿qué demonios es eso?!" gritó.

Manzano reaccionó mostrando la tarjeta roja al No.5 del Madrid, y a pesar de una apelación del club, fue suspendido por dos partidos tras su arrebato. Fue la primera vez que la reputación de Bellingham se vio dañada en La Liga, pero no sería la última...

La segunda tarjeta roja de Bellingham en La Liga fue notablemente similar a la primera, ya que nuevamente fue expulsado por usar lenguaje ofensivo y abusivo hacia un árbitro contra Osasuna en febrero de 2025. Sin embargo, en lugar de surgir de un momento crucial que hizo que el mediocampista se enfureciera, la última roja de Bellingham fue bastante inocua.

Después de un par de entradas fuertes del equipo local que no fueron sancionadas durante la primera mitad en El Sadar, se pudo ver a Bellingham hablando con el árbitro Jose Luis Munera en el minuto 39. Pero justo cuando parecía que los dos habían discutido sus diferencias de opinión, Bellingham fue expulsado, y Munera afirmó más tarde que el jugador había dicho "jód**e" durante su conversación.

Bellingham niega la afirmación, e insiste en que simplemente dijo "vete a la m***da" como despedida, pero el daño ya estaba hecho, y el Madrid con 10 hombres desperdició una ventaja para empatar 1-1. Si Bellingham merecía la tarjeta roja sigue siendo objeto de debate, pero fue solo otro ejemplo de cómo permitir que su boca lo metiera en problemas una vez más.