Marco Asensio demuestra en el PSG que el Real Madrid tenía un '9' delante de sus narices

El Madrid, por supuesto, no lo supo en ese momento. De hecho, todo el verano fue un desastre. Las cosas empezaron bien con la llegada de Jude Bellingham procedente del Borussia Dortmund, pero rápidamente dieron un giro. Karim Benzema se sintió atraído por el gran dinero de la Saudi Pro League, mientras que Kylian Mbappé, el objetivo principal, eligió quedarse en el PSG (e incluso podría extender su estadía en París si los franceses tienen una exitosa campaña 2023-24).

Los blancos, por su parte, buscaron varios jugadores de ataque, pero nunca ficharon a un delantero fiable. Joselu, procedente del Espanyol, es el tipo de opción auxiliar que a la mayoría de los equipos de mitad de tabla les encantaría tener. Arda Guler, arrebatado al Barcelona, es más extremo que delantero. Brahim Díaz, a quien finalmente se le dio la oportunidad de jugar en el Bernabéu tras dos años en el AC Milan, tiene prácticamente el mismo problema. Según se informó, hicieron una oferta enorme por un delantero de primer nivel pero no se dijo por quién. Como sea, nunca se llegó a ningún acuerdo.

Bellingham ha sido el inesperado goleador hasta ahora, con cinco dianas en cuatro partidos. Aún así, a pesar de su buena forma, no hay garantías de que pueda desempeñar ese papel a largo plazo. Se trata de un centrocampista de élite que puede hacerlo todo y que puede marcar un gol, no un delantero que haya sido utilizado en ese lugar durante años. El Madrid, entonces, tiene un problema.

En algún punto, es difícil criticar al Madrid por no encontrar una solución. Ancelotti, con 24 trofeos importantes y todo, es un entrenador razonablemente bueno. Cuando elige no poner a un jugador en una posición determinada, probablemente es porque sabe lo que hace. Y Luis Enrique quizá merezca el mismo respeto táctico.

Aunque no haya ganado tanto como Ancelotti, sigue siendo un entrenador que ganó la Liga de Campeones y que creó uno de los ataques más dominantes que se recuerden con el Barcelona 2014-15. Y el asturiano fue un ferviente partidario de un Asensio fuera de forma durante la Copa del Mundo, utilizando al jugador como delantero centro en tres de cuatro partidos de España, y lo sacó desde el banquillo en otro.

En esos encuentros, Asensio remató 10 veces y marcó solo una vez. También fue preocupante que no estuviera involucrado en el juego de La Roja. España ganaba la posesión en cada partido y daba un sinfín de pases. Asensio no vio mucho el balón, acumulando su mayor número de toques, 53, en la goleada por 7-0 a Costa Rica para abrir el torneo. Se trataba de un extremo torpemente desplegado como delantero centro, y que resultó notablemente ineficaz en Qatar. La falta de definición de España le costó su eliminación en octavos de final, y Asensio estuvo entre los más criticados.

Muchos quedaron perplejos, entonces, cuando Luis Enrique volvió a pedir a Asensio que fuera titular por el centro del ataque cuando se hizo cargo del banquillo del PSG a finales de junio. El ex del Madrid jugó como delantero centro en cada uno de sus cuatro titularidades de pretemporada, y solo encontró el fondo de la red una vez: lo hizo en el minuto 88 de la goleada por 3-0 al Jeonbuk FC.

Al PSG, ciertamente, le faltaban opciones de ataque. Hugo Ekitike había impresionado en breves períodos para los parisinos y parecía merecer más oportunidades que el balear. Luis Enrique cambió de opinión tras el empate de los parisinos al abrir la temporada, pero devolvió a Asensio un papel central para el tercer partido. Los resultados fueron impresionantes. Esta vez, Asensio fue inmensamente influyente.

Con Mbappé a su izquierda y Ousmane Dembélé a la derecha, Asensio deambulaba y enlazaba juego con maestría. No se esperaba que anotara goles sino que los facilitara, que encontrara los espacios adecuados y permitiera que la velocidad de Mbappé y Dembélé hicieran el trabajo duro. Marcó el primer gol contra el Lens y aportó dos goles una semana después contra el Lyon.

Los números de Asensio en posesión del balón fueron notablemente similares a los que registró con España nueve meses antes. Amasó 45 toques contra el Lens y sólo 38 contra el Lyon. Pero tuvo espacios, y con el PSG presionando a sus rivales bien arriba, Asensio rara vez se vio obligado a retroceder y jugar lejos de la portería. El resultado fue ver al español en su mejor momento: influyente cuando tuvo el balón y preciso en los momentos adecuados. Es exactamente el tipo de jugador que necesita el Real Madrid.

Sin embargo, todo esto podría cambiar bastante rápido. El PSG gastó mucho este verano y fichó a dos números 9 para completar su plantilla. Gonçalo Ramos, que decepcionó en su debut con el PSG, llegó procedente del Benfica. Mientras tanto, el objetivo a largo plazo y amigo de Mbappé, Randal Kolo Muani, llegó procedente de Frankfurt. Ambos son goleadores jóvenes y probados que serían titulares en la mayoría de los equipos de Europa.

Dembélé, aunque propenso a lesionarse, tiene demasiado talento y jugará por la derecha. Mbappé no perderá su lugar en el corto plazo. Y es probable que Luis Enrique sea demasiado leal al 4-3-3 como para probar a Asensio en otro rol.

En ese sentido, el balear podría dejar fuera del equipo a 150 millones de euros, lo que costaron los delanteros que llegaron este verano. Kolo Muani recién está volviendo a estar en forma, mientras que Ramos necesitará tiempo para adaptarse a una nueva liga.

Kolo Muani y Ramos podrían ser suplentes costosos, pero con la Liga de Campeones y la Copa de Francia, además de lo que podría ser una Ligue 1 sorprendentemente difícil, los parisinos necesitarán profundidad de plantilla.

Hasta entonces, es probable que Asensio tenga su oportunidad por el centro del ataque. Y lo que parecía un experimento improbable podría convertirse en una solución a largo plazo, así como en una señal para la capital española: tal vez hayan dejado salir al jugador equivocado.