Los Blancos esperaban retrasar el inicio de su temporada hasta la segunda jornada, citando una falta de tiempo adecuado de entrenamiento. Sin embargo, el único árbitro de competiciones profesionales de la RFEF, José Alberto Peláez, dictaminó que las razones proporcionadas no cumplían con el criterio de "fuerza mayor". Señaló que la Copa Mundial de Clubes ya estaba programada y no era un evento imprevisto, y que el Madrid nunca se quedó con menos de 11 jugadores disponibles.