Después de que Inglaterra tuviera otra "lamentable" actuación contra Eslovaquia en los octavos de final de la Euro 2024, Gary Neville llamó al entrenador Gareth Southgate a implementar un cambio drástico. "Salir victorioso y ganar es lo más importante en los torneos", dijo el ex defensa en BBC Sport, "pero es irreal pensar que puedas pasar un mes de un torneo jugando como lo estamos haciendo, y llegar a [la final]".
Neville estaba equivocado. Inglaterra quedó a solo una victoria del título, después de otro espectáculo horroroso contra Suiza en el que una vez más obligaron a los neutrales a soportar 30 minutos más de mediocridad al anotar tardíamente con su primer disparo a puerta. En semifinales, merecieron ganar a Países Bajos, pero lo hicieron por la mínima.
Francia también siguió en la competencia, a pesar de ser incapaces de marcar más de un gol propio hasta las semifinales (de Mbappé, de penalti; el resto, en propia de sus rivales). Al igual que Inglaterra, como equipo son mucho menos de lo que son individualmente debido a la negatividad debilitante de su entrenador, lo que los hace aún más difíciles de ver. Por suerte para el fútbol, España les echó en Múnich.
La responsabilidad recaía en España para salvar un torneo tedioso que había hecho poco más que reforzar el hecho de que el fútbol está sufriendo una gran crisis de calidad. Y La Roja lo hizo. Salvó el futuro del fútbol.