Uno a uno, los jugadores de los Seattle Sounders salieron del túnel. Parecía una rutina bastante común: miradas concentradas en el campo, chocando las manos de los niños que los acompañaban mientras corrían hacia el césped del Lumen Field.
Pero en lugar de las camisetas habituales de calentamiento, todo el equipo vestía camisetas blancas con una parodia del personaje del Monopoly y la frase “Club World Cash Grab” (El Gran Robo del Mundial de Clubes). Los jugadores posaron para una foto grupal con estas camisetas y luego siguieron con la rutina normal de un partido de fútbol. Ahí estaba: una declaración unida contra un problema relacionado con la distribución de ingresos del Mundial de Clubes, un tema que había estado latente en la conciencia futbolística estadounidense.
Las redes sociales reaccionaron de inmediato, con opiniones divididas en distintos rincones del mundo digital de la MLS, algunos apoyando a los jugadores y otros criticándolos. Según se reportó, el dueño de los Sounders, Adrian Hanauer, reprendió al equipo en el vestuario tras el partido. El capitán y veterano de 11 años en la MLS, Stefan Frei, explicó las razones detrás de esta acción: el equipo exigía una parte justa del jugoso premio económico que recibirán solo por clasificar al torneo.
“Intentamos hacerlo por vías privadas y respetuosas. Creo que lo que estamos pidiendo es justo. No estamos exigiendo ganar más de lo que, según entiendo, la FIFA consideró justo para los jugadores”, declaró Frei después del partido.
Con este gesto, el Mundial de Clubes se ha convertido en un tema polémico dentro de la MLS. Antes un motivo de orgullo para la liga y una oportunidad para afirmar su lugar en el fútbol global, ahora también es foco de controversia.





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