Son Heung-Min no podía creer lo que estaba escuchando. Cuando debutó en la MLS con Los Angeles FC, la estrella surcoreana esperaba una oleada de abucheos. Después de todo, LAFC jugaba contra el Chicago Fire, un escenario donde la bienvenida para la nueva megaestrella de la liga difícilmente sería cálida.
Pero la sorpresa fue total. Su debut no fue recibido con hostilidad, sino con entusiasmo, tanto por los aficionados visitantes de LAFC como por los locales del Fire.
“Realmente lo disfruté —comentó tras el partido—. Nunca antes había recibido una bienvenida así por parte de los fans del equipo rival. Cuando jugaba en la Premier League, siempre me abucheaban en las canchas visitantes, pero fue muy agradable ver a la gente celebrar y disfrutar del fútbol.”
Esa es la nueva realidad para Son, un ícono único dentro y fuera del campo. Por eso su llegada a la MLS tiene un significado especial. La liga ha contado con grandes futbolistas a lo largo de su historia, incluyendo a Son, pero salvo por David Beckham y Lionel Messi, quizás nunca había tenido a un megastar con su impacto, un exjugador legendario del Tottenham.
El efecto de su llegada ya se siente, desde las gradas en Chicago hasta en las compras online de fanáticos alrededor del mundo.
Son tal vez no sea un “cambia-juegos” al nivel de Beckham o Messi, quienes inauguraron nuevas eras para la MLS con su estrellato en momentos cruciales. Más bien, puede definirse como un “elevador de techo”, alguien que toma esa base y la lleva un paso más allá.
De cualquier forma que se lo mire, la MLS está lista para beneficiarse en múltiples aspectos, expandiendo su alcance de maneras que antes parecían imposibles con cualquier otro fichaje.




