En un momento de la serie documental de Christian Pulisic, se pregunta en voz alta si alguna vez tendrá “eso”. Ese "eso" metafórico que distingue a los buenos de los grandes. A veces es obsesión, otras veces voluntad, o incluso creencia; sea lo que sea, los verdaderamente grandes deben poseerlo.
A pesar de toda la habilidad y éxito que ha demostrado desde su irrupción como el joven más prometedor del fútbol estadounidense, Pulisic sigue cuestionándose: ¿tiene eso? Y si no es ahora, ¿lo tendrá alguna vez?
"Estoy jugando a un alto nivel ahora mismo, con algunos de los mejores del mundo, pero siento que para mantenerme ahí y alcanzar ese nivel, necesitas una confianza que a veces siento que me falta", comentó Pulisic en su docuserie “PULISIC” de Paramount+. "No lo sé, no tengo esa confianza constante y arrogante que tienen algunos de los mejores, y ese es el siguiente paso. Ese es el siguiente paso para llegar a la cima."
Pulisic se encuentra nuevamente en el centro del debate sobre su confianza, y quizá lo más importante, sobre cómo inspira esa confianza en los demás. Su liderazgo ha sido un tema recurrente, especialmente tras las recientes derrotas inesperadas de la selección nacional ante Panamá y Canadá en la Concacaf Nations League.
Y el fin de semana, en un momento crucial para el Milan, su arriesgada decisión de dejar que Santiago Giménez ejecutara un penalti terminó costándole al equipo, lo que una vez más generó dudas sobre su capacidad de liderazgo. ¿Es Pulisic tan implacable como necesita ser? Si no encuentra esa implacabilidad, si no convierte esa confianza en arrogancia, ¿podrá llegar a los niveles más altos de este deporte?
Una pregunta complicada, pero parece ser una que Pulisic se está haciendo a sí mismo, mientras su club lucha en la Serie A y el Mundial 2026 se asoma en el horizonte.




