¡Enzo Maresca está jugando con fuego! El entrenador del Chelsea corre el riesgo de una revuelta al responder a los aficionados, pero vencer al Arsenal podría cambiarlo todo

Maresca ciertamente no ha sido un éxito instantáneo con los aficionados del Chelsea de la misma manera que sus predecesores Antonio Conte y Thomas Tuchel lo fueron, pero eso refleja su determinación de hacer las cosas a su manera en lugar de complacer a los demás, incluso a los seguidores.

Parece estar interesado en mantener una actitud firme, sonriendo de vez en cuando en sus ruedas de prensa y mostrando su pasión en las celebraciones de los goles, pero nada de ello parece performativo o exagerado; no se le verá lanzándose a la multitud como Conte o corriendo por la línea de banda como Tuchel.

Hubo los primeros indicios de que la afición empezaba a simpatizar con Maresca a principios de diciembre tras la victoria 5-1 en Southampton que llevó al Chelsea al segundo lugar y a la conversación por el título, con los aficionados visitantes coreando su nombre y 'Hemos recuperado a nuestro Chelsea' tras el pitido final.

Sin embargo, Maresca ciertamente ha aprendido lo voluble que pueden ser el fútbol y los aficionados en los meses transcurridos desde entonces; en medio de una alarmante caída en el rendimiento que vio a Chelsea pasar del segundo al sexto lugar en un momento, esos sonidos positivos desde las gradas fueron reemplazados por cánticos de 'Queremos de vuelta a nuestro Chelsea' de ciertas secciones.

También existe la percepción de que el entrenador no habla lo suficiente sobre su equipo y sus aspiraciones, insistiendo en que no estaban en la lucha por el título y que, de hecho, iban por delante de lo previsto al estar desafiando por un lugar entre los cuatro primeros, mientras se mostraba contento de 'centrarse en la liga' tras la terrible eliminación de la FA Cup a manos de Brighton.

Aunque el barco finalmente parece haberse estabilizado después de dos meses tumultuosos, con los Blues reclamando el cuarto lugar gracias a victorias consecutivas sobre el casi condenado Southampton y el Leicester City, persiste cierto descontento hacia el estilo de juego basado en la posesión, paciente y a menudo lento, del entrenador italiano.

El descontento de la multitud fue audible en varias ocasiones durante la trabajosa victoria sobre los Foxes el pasado domingo, con un pase hacia atrás de Enzo Fernández que resultó ser particularmente provocativo cuando había opciones más aventureras disponibles.

Curiosamente, Maresca afirmó que es exactamente así como quiere que su equipo juegue después del partido. "Lo bueno es que Fernández sabe que si no juega hacia atrás, lo cambiaré (sustituiré)", dijo. "Si el portero juega en largo, lo cambiaré. Esto es lo que tenemos."

En lo que fue una de sus conferencias de prensa posteriores al partido más apasionadas hasta la fecha, Maresca hizo una defensa feroz de su enfoque tras los murmullos de descontento y advirtió a sus detractores entre la afición del Chelsea que el fútbol no es un juego de "PlayStation".

"La gente tiene que entender que esta es nuestra manera, nuestro estilo, y así es como vamos a jugar", insistió. "Cuando un equipo crea la cantidad de ocasiones que creamos, tienes que estar feliz. No es fácil.

"Leicester, hasta el minuto 83, estaba 0-0 contra el Arsenal; lo mismo sucedió contra [Manchester] City. Si piensas que el fútbol es solo un [juego de] PlayStation y ganas fácil, de ninguna manera: cada partido es difícil. La manera en que lo han hecho los jugadores es fantástica.

"Necesitamos a nuestros aficionados. Dije hace dos días que nuestro objetivo de la Liga de Campeones será con nuestros aficionados apoyándonos, y especialmente cuando juegas en casa. Los necesitamos detrás de los jugadores con el espíritu que mostraron."

Maresca es indudablemente una víctima del éxito que tuvo a principios de la temporada, cuando el Chelsea jugaba con confianza y relativamente libre de lesiones para impulsarse en la carrera por el título. Ahora que los aficionados han tenido un sabor de glorias pasadas, hay una sed insaciable de más.

Pero a pesar de un par de meses difíciles en los que los Blues solo ganaron dos veces en la Premier League entre el 22 de diciembre y el 22 de febrero, los de oeste de Londres todavía se encuentran en el top cuatro. Podría haber sido mucho, mucho peor.

Hay paralelismos inquietantes con el tiempo de Maresca en Leicester, donde también enfrentó críticas por su enfoque táctico. Aunque los Foxes desperdiciaron una ventaja saludable en la cima del Championship, todavía fueron promovidos como campeones al final de la temporada.

Muchos esperaban que el Chelsea tuviera dificultades bajo Maresca cuando asumió, pero ha mantenido su empuje hacia la Champions League a lo largo de la campaña hasta ahora e incluso ha dado un vistazo de lo que tal vez esté por venir en el futuro en ese breve desafío por el título. El táctico italiano siempre ha insistido en que su equipo está adelantado al cronograma, con la expectativa de que regresen a la competencia de clubes élite de Europa al final de la temporada 2025-26, por lo que si pueden conseguir la clasificación esta temporada - por cualquier medio posible - eso debe considerarse un éxito.

Pero después de su éxito sin precedentes en la era moderna, los seguidores del Chelsea son exigentes. Incluso si los trofeos más grandes no son realistas en esta etapa y la posición en la liga es satisfactoria por el momento, todavía quieren ser entretenidos.

Maresca debe actuar con cautela en términos de cómo reacciona a la energía del público, ya que esta es una base de aficionados que ha demostrado su poder en el pasado reciente, con la propiedad de Boehly-Clearlake cediendo rápidamente a las voces disidentes en las gradas y despidiendo a Graham Potter hace apenas dos años.

Esa decisión se produjo en medio del punto más bajo en la historia moderna del club, ya que la campaña 2022-23 se convirtió en un caos, y Maresca todavía tiene que lidiar con las consecuencias hasta hoy, mientras una especie de resaca de negatividad continúa afectando a secciones de los aficionados que asisten a los partidos. Antes del enfrentamiento con el Southampton a finales de febrero, incluso hubo una protesta de aficionados contra la propiedad del club fuera del estadio, una clara demostración del descontento latente en ciertos sectores.

Parece que Maresca evitará el tipo de trato implacable que Boehly-Clearlake dio a Potter y a su predecesor Tuchel, con su puesto supuestamente muy seguro a pesar del turbulento período invernal. El problema que tiene el actual entrenador es que estará bajo mucho más escrutinio por parte de los aficionados si el Chelsea no logra un resultado positivo contra el Arsenal el domingo.

Maresca solo ha conseguido orquestar una victoria en seis partidos contra los llamados 'Big Six' esta temporada - en Tottenham - y el choque más reciente de los Blues con uno de los grandes de la Premier League terminó en una desastrosa derrota por 3-1 ante un equipo del Man City que estaba al alcance. Ese fue un resultado que llevó a serias preguntas sobre el enfoque de Maresca por parte de los aficionados, y un resultado similar contra un equipo del Arsenal que estará lamiendo sus heridas tras ver sus esperanzas de título desvanecerse podría provocar problemas.

El italiano tiene un punto que demostrar, entonces, pero no habrá mejor manera de ganar adeptos que triunfar en un derbi londinense. Aunque el Chelsea ha ganado previsiblemente sus últimos cuatro partidos, venciendo al Southampton y al Leicester junto a victorias ajustadas en la Liga de Conferencia sobre el FC Copenhague, todavía parece que están buscando aquellas actuaciones de principios de temporada.

Las lesiones y las bajas en el rendimiento de jugadores como Nicolas Jackson y Cole Palmer no han ayudado, pero hay una sensación inquebrantable de que se está asentando una apatía general que necesita ser levantada.

Una victoria sobre sus rivales de la capital inglesa puede actuar como un trampolín para el resto de la temporada mientras buscan solidificar su lugar entre los cuatro primeros y recuperar algo de confianza. La alternativa podría ser mucho más sombría para el club y su entrenador.