Es junio de 2025. LeBron James y Luka Dončić acaban de arrebatarle el título a los Boston Celtics en las Finales de la NBA. LeBron promedia 30 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias, mientras que Dončić anota 25, registra tres triples dobles y convierte el tiro ganador al sonar la bocina, sellando lo que podría ser el último campeonato de James en la NBA.
Y luego... el gerente general de los Lakers, Rob Pelinka, se ve obligado a desmantelar el equipo. LeBron se va, al igual que varios jugadores clave. El vestuario queda prácticamente vacío. Los Lakers tienen que pagar de más para reconstruir y traer una serie de reemplazos que, aunque adecuados, son inferiores. Comienzan la próxima temporada con lentitud y ven cómo su defensa del título se desploma en apenas un mes.
¿Suena inverosímil?
Algo similar le ha ocurrido al LA Galaxy esta temporada. El equipo fue excelente el año pasado. A pesar de que el Inter de Miami estableció un nuevo récord de puntos en la MLS, el Galaxy fue el equipo más equilibrado y mejor posicionado para ganar. Así ocurrió: el equipo de Greg Vanney navegó cómodamente por los playoffs y conquistó su primera MLS Cup en 10 años.
Sin embargo, en lugar de ser recompensados por su éxito, el Galaxy se ha visto obligado a reestructurar su plantilla, intercambiando piezas clave. Como resultado, luchan por encontrar su ritmo: sin victorias en cinco partidos, un diferencial de goles de -6 y ocupando el puesto 14 en la Conferencia Oeste. De hecho, sus problemas este año pueden atribuirse en parte a un sistema restrictivo, que no solo ha debilitado la defensa de su título, sino que también refleja un problema más amplio de continuidad dentro de la liga, lo cual podría estar limitando su atractivo global.









