En el Chelsea no pueden ser más ineptos tras el nombramiento de Enzo Fernández como uno de sus capitanes

El Chelsea está muy orgulloso de su primera equipación para la temporada 2024-25, que fue diseñado para reflejar "la cultura dinámica de Londres" con una camiseta que "presenta un distintivo patrón de 'crisol'". Es una verdadera lástima para el equipo de marketing, entonces, que Enzo Fernández llevaba no solo la camiseta, sino también el brazalete de capitán mientras se arrodillaba antes del partido de la Premier League del domingo contra el Manchester City en Stamford Bridge.

Fue una verdadera vergüenza, una respuesta sin sensibilidad a una polémica racista que no solo se burló de todo un movimiento, sino que también resaltó la total falta de liderazgo del Chelsea en este momento.

Justo un mes antes del partido contra el City, Fernández y varios de sus compañeros de equipo de Argentina celebraron el triunfo de la Copa América cantando una canción racista sobre jugadores negros de un país que ni siquiera había participado en el torneo.

"Escuchen, corran la bola, juegan en Francia pero son todos de Angola. Que lindo es, van a correr, son cometravas como el puto de Mbappé. Su vieja es nigeriana, su viejo camerunés. Pero en el documento, nacionalidad francés", cantaban los campeones del mundo y de América.

Seguramente sin darse cuenta, Fernández decidió transmitir en directo esa muestra de vergonzosa ignorancia. No sorprende que muchos de sus compañeros de equipo se sintieran consternados por tal comportamiento, especialmente Wesley Fofana. "Fútbol en 2024: racismo sin complejos," escribió el defensa central en redes sociales.

Una vez que el tema tomó relevancia mundial, el jugador argentino publicó un breve comunicado en el que pide disculpas por lo sucedido y se arrepiente de la canción.

"Quiero disculparme sinceramente por un vídeo publicado en mi canal de Instagram durante las celebraciones del equipo nacional.

La canción incluye un lenguaje muy ofensivo y no hay absolutamente ninguna excusa para estas palabras.

Me opongo a la discriminación en todas sus formas y me disculpo por quedar atrapado en la euforia de nuestras celebraciones de la Copa América. Ese vídeo, ese momento, esas palabras, no reflejan mis creencias ni mi carácter.

Lo siento mucho”.

Sus empleadores también emitieron una declaración pública: "El Chelsea Football Club considera completamente inaceptables todas las formas de comportamiento discriminatorio. Estamos orgullosos de ser un club diverso e inclusivo donde las personas de todas las culturas, comunidades e identidades se sienten bienvenidas. Agradecemos y apreciamos la disculpa pública de nuestro jugador y aprovecharemos esta oportunidad para educar. El club ha iniciado un procedimiento disciplinario interno."

¿Y cómo concluyó esa investigación? Con el Chelsea aceptando igualar una importante donación hecha por Fernández a una organización benéfica contra la discriminación, antes de nombrarlo vicecapitán para la temporada 2024-25.

"Todos cometemos errores", dijo el nuevo entrenador Enzo Maresca al defender la decisión de poner a Fernández en una posición tan prestigiosa.

"Es importante reconocer que Enzo cometió un error, reconoció el error y está terminado. No sé ustedes, pero yo he cometido algunos errores en el pasado y los reconocí. Como ser humano, si cometes un error y lo reconoces, no serás castigado de por vida".

El problema es que Chelsea no castigó a Fernández, lo promovieron, y ese sorprendente movimiento ha eclipsado todos los esfuerzos anteriores del club para cambiar la percepción negativa de una parte significativa de sus aficionados, y crear una cultura más inclusiva en el club.

La ansiedad de Chelsea por barrer este asunto bajo la alfombra y seguir adelante lo más rápido posible es comprensible. Este es un club en constante estado de caos; lo último que necesitaban era una disputa por racismo que amenazara con dividir un vestuario gigantesco que ya está lleno de jugadores frustrados.

Sin embargo, esto podría -y de hecho debería- haber sido fácilmente manejado. La propiedad de Chelsea habría recibido algunos elogios si hubieran dado el ejemplo con uno de sus fichajes más caros y lo hubieran suspendido al inicio de la temporada.

Habrían enviado un mensaje claro de tolerancia cero hacia todas las formas de discriminación y demostrado que el club tiene una columna vertebral seria. En cambio, han estropeado otra vez una decisión importante, quedando claro que Behdad Eghbali y Todd Boehly no son los empresarios astutos que los seguidores de Chelsea creían que eran.

En lugar de retroceder, el Chelsea ha redoblado su apuesta al darle un rol de verdadera responsabilidad a un jugador que ofendió a tantos compañeros de equipo y aficionados hace poco más de un mes.

Es una decisión que ni siquiera tiene sentido desde una perspectiva puramente deportiva, dado que Fernández se ubica como una de las contrataciones más decepcionantes de la nueva directiva . Hasta la fecha, no ha hecho nada que sugiera que merece un puesto titular regular en un club élite, y mucho menos el brazalete de capitán.

Pero este apoyo terriblemente mal concebido va mucho más allá de las consideraciones tácticas. Todo el asunto Fernández ofrece un recordatorio oportuno e importante de por qué QPR y personas como Ivan Toney y Wilfried Zaka hablaron en contra de seguir arrodillándose hace años.

Tenían razón al sentir que el fútbol no estaba tomando en serio el problema del racismo en absoluto y solo estaba interesado en participar en gestos sin sentido. Claramente, poco ha cambiado en el ínterin.

Como señaló Fofana, el fútbol en 2024 sigue plagado de racismo desenfrenado, y los perpetradores aún no están siendo reprendidos. De hecho, la única diferencia ahora es que algunos de ellos incluso están siendo recompensados.