Andy Robertson, encantado, dijo tras la victoria del Liverpool por 2-0 ante el Manchester City el domingo: "Esta tarde no podría haber ido mucho mejor". Y el lateral izquierdo escocés tenía razón.
Los ajustes tácticos de Arne Slot para el juego en el Etihad funcionaron de maravilla, con su decisión de jugar con un sistema sin delanteros con dos números 10 (Curtis Jones y Dominik Szoboszlai) entre los extremos habituales Luis Díaz y Mohamed Salah, desempeñando un papel fundamental para que los Reds registraran su primera portería a cero en la Premier League en cinco partidos.
Jones y Szoboszlai trabajaron incansablemente toda la tarde, haciendo la vida increíblemente incómoda a los jugadores del City con su presión constante y al mismo tiempo representando una amenaza en el contraataque. Al igual que Salah, Szoboszlai anotó y creó un gol durante una de sus actuaciones más impresionantes hasta la fecha para el Liverpool, que aprovechó al máximo la derrota del Arsenal ante el West Ham el día anterior para alejarse 11 puntos de los Gunners, segundos clasificados, en la cima de la tabla.
Sin embargo, el mero hecho de que Slot alineara a un equipo sin un delantero centro ortodoxo destacó la falta de un número 9 confiable en su equipo y, el miércoles en Anfield, Alexander Isak tiene otra oportunidad de demostrar por qué podría ser el eslabón perdido en el ataque del Liverpool.










