2026 World Cup in U.S.Getty/GOAL

'Beber de una manguera de incendios': Ciudades sede del Mundial 2026 afrontan retos logísticos para convertir el torneo en un faro del crecimiento futbolístico

En Kansas City, la cuenta regresiva ya comenzó. En cada pantalla, los días se restan uno a uno. Cuando GOAL habló con Pam Kramer, directora ejecutiva del comité organizador del Mundial en esa ciudad, lo primero que mencionó fue el dato exacto: faltaban 384 días. La Copa del Mundo está en boca de todos.

En otras sedes, el ambiente es similar: listas de tareas, agendas repletas, invitaciones de calendario, videollamadas, reuniones, eventos comunitarios... así es el día a día de un comité organizador de la Copa del Mundo en Norteamérica, con la edición de 2026 cada vez más cerca. Será el torneo más grande en la historia del fútbol: 48 selecciones, 16 ciudades, tres países. La magnitud del evento se hace imposible de ignorar.

Sin embargo, al hablar con quienes están al frente de la organización, se percibe cierta calma antes de la tormenta. Las casillas del plan se van marcando, las tareas avanzan, la logística empieza a tomar forma y los primeros pasos de la planificación ya están dados. Algunos proyectos de infraestructura ya comenzaron, mientras surgen —y se intentan resolver— preguntas más complejas. Pero incluso con toda la preparación del mundo, los desafíos son enormes. Y la cantidad de factores desconocidos, en su mayoría fuera de su control, hace que organizar un evento de esta escala sea inmensamente complicado y, en ocasiones, algo caótico.

“Es como si hubiéramos pasado de sentir que estábamos bebiendo de una manguera de bomberos, a estar en un punto donde realmente podemos pensar con claridad en la planificación”, dijo a GOAL Alex Lasry, director ejecutivo del comité organizador de Nueva York/Nueva Jersey. “A medida que avancemos hacia el verano y entremos en el otoño, comenzaremos la fase de ejecución total.”

  • A aerial view of MetLife Stadium during a gameGetty Images

    'Estás lidiando con 40 días'

    Decir que organizar una Copa del Mundo es una tarea monumental no es ninguna revelación. Suena obvio, pero basta con pensar en la cantidad de variables que hay que considerar, las estrategias por implementar, las tareas por coordinar y los escenarios por prever. En resumen: son demasiadas las cosas que deben salir bien.

    “Estás hablando de 40 días y muchas de las cosas que pueden salir mal simplemente están fuera de tu control: el clima, imprevistos mayores… esas son las cosas que te quitan el sueño”, explicó Alex Lasry. “Si llueve tres días seguidos, ¿cómo nos adaptamos? ¿Qué haremos para asegurarnos de que la experiencia no se vea afectada?”

    Del partido inaugural el 11 de junio de 2026 en el Estadio Azteca de la Ciudad de México, hasta una final que promete ser espectacular el 19 de julio en el estadio de Nueva York/Nueva Jersey (MetLife), la atención estará centrada en los jugadores, los equipos y los encuentros. México contará con tres ciudades sede, mientras que Canadá tendrá dos.

    Pero llegar a ese punto es la parte realmente desafiante. Y es especialmente complejo en Estados Unidos, con 11 ciudades involucradas. La razón principal: el entramado burocrático y la cantidad de jurisdicciones necesarias para poner en marcha un evento de esta magnitud en un país tan vasto. Hay infraestructura existente, edificios que no pueden demolerse ni editarse digitalmente.

    Esto implica rediseñar y ajustar grandes zonas metropolitanas, y coordinarse con miles de partes interesadas dentro de los códigos de área locales, desde agencias municipales, estatales y federales, hasta otros comités que enfrentan desafíos similares en el resto del continente.

    “Hemos logrado establecer relaciones y contactar a nuestros homólogos cuando surgen dudas o queremos intercambiar ideas. Creo que ha habido una colaboración bastante positiva”, comentó Sharon Bollenbach, directora ejecutiva del comité organizador de Toronto, a GOAL.

    La mayoría de los comités anfitriones no llevan meses, sino años preparándose. Las candidaturas comenzaron en 2017 y, más adelante, la FIFA anunció las 16 ciudades elegidas: Atlanta, Boston, Dallas, Houston, Kansas City, Los Ángeles, Miami, Nueva York/Nueva Jersey, Filadelfia, San Francisco y Seattle en EE.UU.; Guadalajara, Ciudad de México y Monterrey en México; y Toronto y Vancouver en Canadá.

    Desde ese anuncio, los equipos organizadores han trabajado de forma constante para que, cuando ruede el balón por primera vez, todo el continente esté listo para recibir a los jugadores, a los aficionados y a los reflectores del mundo.

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  • Arrowhead Stadium 2024Getty

    "Estamos trabajando en abstracto"

    En 2014, Río de Janeiro vivió una transformación total. Con motivo del Mundial, la ciudad fue renovada por completo. De forma polémica, muchas de las favelas —que se alzan a ambos lados del paisaje urbano— fueron cubiertas y puestas bajo vigilancia. Zonas enteras fueron renombradas y “reempacadas”, lo que facilitó enormemente su navegación para los visitantes.

    En Estados Unidos, sin embargo, nada es tan sencillo. Algunas ciudades, como Nueva York, cuentan con sistemas de transporte público consolidados. Es cierto que el estadio MetLife se encuentra en Nueva Jersey, pero está bien conectado con la extensa red metropolitana que rodea a la ciudad.

    “Somos una de las ciudades afortunadas”, comentó Alex Lasry. “Cuando observas el caso de Nueva York y Nueva Jersey, somos probablemente la única sede que realmente tiene transporte público directo al estadio... En general, es relativamente fácil llegar a MetLife. Creemos que el tren jugará un papel fundamental.”

    Otras ciudades deberán recurrir a soluciones más creativas. Kansas City, la sede más pequeña del torneo, también ha sido de las más proactivas. Fue la primera en anunciar públicamente un plan para ofrecer transporte en autobús desde y hacia los partidos, además de construir un tranvía especial que atraviesa el corazón de la ciudad para facilitar la movilidad de los aficionados.

    Un nuevo y moderno terminal aéreo en su aeropuerto también será clave para recibir a la marea de visitantes, anticipa Pam Kramer, directora del comité local. Atlanta, por su parte, enfrenta un panorama distinto. A pesar de contar con el aeropuerto más grande del país, el transporte público en la ciudad no está tan desarrollado. Su red de tren ligero opera con una frecuencia de ocho minutos —en comparación, algunos trenes en Nueva York pasan cada tres minutos—. No obstante, los organizadores aseguran que el plan para mejorar la accesibilidad ha sido bien recibido.

    “Ya tenemos versiones previas de planes de transporte que hemos implementado en grandes eventos”, explicó Georgia O'Donoghue, directora ejecutiva del comité organizador de Atlanta. “En teoría, la idea es la misma. Estamos trabajando en un escenario abstracto, pero no del todo desconocido para nosotros.”

  • Mercedes Benz Stadium(C)Getty images

    ‘Estamos obligados a proporcionar un sitio limpio’

    El Mercedes-Benz Stadium es, posiblemente, el recinto deportivo más versátil de Estados Unidos. Todo en esta arena, ubicada a solo una milla del centro de Atlanta, está diseñado para albergar eventos de gran escala. En el último año, ha sido sede de partidos de la Copa América, juegos de playoffs del futbol americano universitario y hasta conciertos de artistas como Post Malone. Quienes trabajan en sus operaciones aseguran que no hay otro estadio igual.

    Pero incluso este coloso —lo mejor que puede ofrecer Estados Unidos— necesita ajustes. El cambio más importante comenzó a finales de 2024, cuando el comité organizador de Atlanta inició el complejo proceso de sustituir el césped sintético por pasto natural, que deberá crecer y adaptarse durante un periodo de 18 meses. A la par, se han actualizado los sistemas de iluminación del estadio.

    Kansas City también ha tenido que hacer modificaciones significativas. Invirtieron una suma considerable en remover varias filas de asientos, reemplazándolas por gradas que permiten ampliar las dimensiones del campo, un cambio que los Chiefs —y sus aficionados— deberán aceptar durante la próxima temporada de la NFL. Toronto, por su parte, está llevando a cabo una renovación completa del BMO Stadium.

    “Cualquiera que haya hecho una remodelación, aunque sea pequeña, en su casa sabe lo complicados que pueden volverse estos proyectos. Y en el clima económico actual, ha sido todo un reto, requiriendo una planificación a largo plazo”, explicó Sharon Bollenbach, directora del comité organizador de Toronto.

    A esto se suma otro aspecto crucial: el tema del branding. En los deportes estadounidenses, el patrocinio está en todas partes. Desde la “Barclays Premier League” hasta el “tiempo de descuento Lexus” o el “medio tiempo patrocinado por State Farm”, prácticamente todo puede llevar el nombre de una marca.

    No es casualidad, sino una forma efectiva de generar ingresos. Las empresas pagan sumas millonarias por los derechos de nombre de los estadios: MetLife desembolsó 400 millones de dólares por 25 años en Nueva Jersey, mientras que Mercedes-Benz paga 12 millones anuales en Atlanta. El resultado: el branding lo inunda todo. Según Adam Fullerton, vicepresidente de operaciones del estadio en Atlanta, para la Copa del Mundo deberán retirar la presencia de aproximadamente 2,000 marcas y patrocinadores del recinto.

    Esto responde a una exigencia directa de la FIFA, que prohíbe el uso de nombres comerciales en los estadios si las marcas no son patrocinadores oficiales. Por ello, durante el Mundial, estadios como el Mercedes-Benz Stadium pasarán a llamarse simplemente “Estadio de Atlanta” y sus nombres habituales no serán mencionados en transmisiones, a menos que las empresas cierren acuerdos independientes con FIFA.

    “Estamos obligados a ofrecer un ‘espacio limpio’, lo que significa un apagón total de marcas o socios comerciales que no estén oficialmente vinculados al torneo. Eso incluye, por supuesto, a Mercedes-Benz”, detalló Fullerton.

    Sin embargo, no todo cambiará. Algunos aspectos del día de partido seguirán intactos. Atlanta, por ejemplo, insistió en mantener su estrategia de precios accesibles para alimentos. Los hot dogs seguirán costando solo 2 dólares y las cervezas, 5. El estadio siempre ha presumido que una familia de cuatro puede comer por 20 dólares, y esa promesa sigue en pie.

    “Desde nuestro punto de vista, eso era innegociable”, afirmó Georgia O’Donoghue, directora ejecutiva del comité organizador de Atlanta.

  • World Cup draw 2022Getty Images

    'Un faro del crecimiento del fútbol'

    La cultura futbolística en Estados Unidos ha evolucionado considerablemente desde 1994, la última vez que el país fue sede de una Copa Mundial masculina. En aquel entonces, el torneo contaba con solo 24 selecciones repartidas en nueve ciudades. Para cientos de miles de personas, fue su primer contacto real con el fútbol. Sin embargo, la idea del deporte como fenómeno global aún no había permeado del todo en la cultura popular.

    Hoy, eso ha cambiado… aunque no por completo. El crecimiento es evidente, y eso es una buena noticia para el fútbol en Estados Unidos. Pero también representa un desafío para los comités organizadores. Cada país vive el fútbol a su manera, con tradiciones únicas que los anfitriones deberán respetar y, en lo posible, facilitar. Por ejemplo, los aficionados holandeses suelen marchar juntos hacia el estadio en cada partido. Replicar esa costumbre en Kansas City sería casi imposible si implica caminar ocho millas por la autopista I-70.

    “Si los holandeses vienen, necesitaremos diseñar una marcha hacia el estadio, pero evidentemente no queremos que lo hagan por la autopista”, admitió David Kramer, miembro del comité local. “Entonces, ¿cómo lo resolvemos desde el estacionamiento? Ese tipo de retos van más allá de los simples aspectos logísticos del transporte.”

    Lo más complejo es que, por ahora, no se sabe qué selecciones jugarán en cada ciudad sede, ya que el sorteo de la Copa del Mundo no se celebrará hasta diciembre. Esto obliga a los comités a prepararse para cualquier posible escenario y confiar en que las comunidades locales sabrán adaptarse para recibir adecuadamente a hinchas de diferentes culturas.

    “La esperanza es que esta región se convierta en un verdadero faro de crecimiento, entusiasmo y cultura futbolística. No solo para Estados Unidos, sino para el mundo”, señaló Alex Lasry, uno de los organizadores.

    Algunos comités locales han buscado inspiración en otros eventos internacionales. Kansas City, por ejemplo, envió a su jefe de policía a la Eurocopa 2024 para observar cómo se manejan las multitudes en Europa. Nueva York, por su parte, estudió la logística de la gira “Eras” de Taylor Swift para entender cómo gestionar grandes flujos de asistentes.

    La Copa América 2024 celebrada en Estados Unidos también ha servido como referencia, aunque con luces y sombras. A pesar del buen nivel futbolístico y la energía de los aficionados, la final en Miami se vio empañada por problemas de organización, incluyendo múltiples arrestos tras incidentes en los accesos al estadio. Fue una llamada de atención para los responsables de la Copa Mundial 2026, quienes tomaron nota de lo sucedido para no repetir errores.

  • Italiy-Brazil 1994 World Cup USAGetty Images

    ‘La gente todavía habla de la Copa del Mundo del '94 todo el tiempo’

    Uno de los mayores retos para cada comité organizador es el legado. Los Mundiales se recuerdan no solo por el espectáculo en la cancha, sino también por la forma en que el país anfitrión logra aprovechar el evento a largo plazo. El ejemplo de Brasil 2014 es ilustrativo: aunque dejó partidos memorables, aún persiste la crítica por decisiones como la construcción de la Arena da Amazônia en Manaos, una sede remota que costó 270 millones de dólares y que hoy está prácticamente en desuso.

    “La gente sigue hablando del Mundial del ‘94 todo el tiempo”, afirma Alex Lasry, miembro del comité organizador. “Y para nosotros, formar parte de ese legado es algo verdaderamente único y emocionante.”

    La idea de dejar huella se manifiesta de muchas maneras. Una de ellas es el diseño visual de la Copa. En este caso, artistas locales fueron convocados para crear los carteles representativos de cada ciudad sede. Estas piezas han sido muy bien recibidas por el público, gracias a su estilo distintivo y los guiños culturales que conectan con la identidad local.

    “Cada vez que veo nuestro cartel, descubro algo nuevo”, comenta el organizador Patrick O'Donoghue. “Si vives aquí, hay elementos que te hablan directamente. Y si vienes de visita, también sientes una conexión.”

    Más allá del simbolismo, están los beneficios económicos, que si bien pueden ser significativos, requieren una estrategia bien pensada. Por ello, los comités han trabajado de forma estrecha con las comunidades locales, asegurándose de contar con la infraestructura, la fuerza laboral y los recursos adecuados para aprovechar el momento.

    “Si se hace bien, la economía local puede florecer”, añade Lasry. “La mayoría de los aficionados no entrarán al estadio, así que debemos asegurarnos de que los negocios cercanos —hoteles, bares, restaurantes, organizadores de eventos— puedan capitalizar esta oportunidad única en la vida.”

  • President Trump Participates In FIFA Task Force Meeting In East RoomGetty Images News

    'Podría colorear su experiencia de visitar los EE. UU.'

    También hay realidades incómodas que deben enfrentarse de cara al Mundial de 2026. La FIFA estima que hasta 6.5 millones de personas podrían asistir al torneo el próximo verano. En respuesta, la administración estadounidense anunció en mayo la creación de un grupo de trabajo encabezado por el presidente Donald Trump y coordinado en el día a día por Andrew Giuliani, exasistente especial durante la primera administración Trump.

    El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha aparecido públicamente en varias ocasiones junto a Trump, elogiando la labor del grupo de trabajo y presentando incluso el trofeo de la Copa Mundial de Clubes desde la Oficina Oval. Sin embargo, el contexto político genera inquietudes. La expectativa de millones de visitantes ha encendido preocupaciones sobre trámites de visa, garantías de seguridad y la experiencia de los aficionados. La influencia de la administración Trump podría tener un impacto considerable tanto en la logística del torneo como en la percepción internacional del evento.

    Durante el reciente Congreso de la FIFA, Infantino intentó enviar un mensaje tranquilizador: “Tuvimos una reunión la semana pasada del Grupo de Trabajo de la Casa Blanca sobre las Copas del Mundo de la FIFA... Y el mundo es bienvenido en América”, afirmó. “Por supuesto, los jugadores, los involucrados, todos nosotros, pero también todos los aficionados. Esto no viene de mí; viene del gobierno de EE.UU. Todos son bienvenidos, obviamente quienes vienen a celebrar el fútbol. Aquellos que vienen a crear problemas, como en cualquier país, no son bienvenidos.”

    Aun así, persisten las tensiones. Las relaciones políticas entre Estados Unidos, México y Canadá son complejas, y organizaciones de derechos humanos han expresado “graves preocupaciones” sobre las políticas migratorias de Trump, advirtiendo que podrían afectar la naturaleza abierta y festiva del torneo.

    Desde la Casa Blanca se insiste en que la experiencia de los aficionados será fluida. “Cada parte del gobierno de los EE.UU. trabajará para garantizar que estos eventos sean seguros y exitosos, y que quienes viajen para la Copa del Mundo disfruten de una visita sin contratiempos”, aseguró Trump en un evento reciente del grupo de trabajo. “Va a ser algo muy especial.”

    Por su parte, los comités organizadores locales han intentado restar importancia al papel de la administración federal, afirmando que su trabajo cotidiano se realiza mayormente con gobiernos estatales y municipales. También destacan la colaboración continua con otros comités sede y con la FIFA como piezas clave del proceso.

    “Si alguien tiene una mala experiencia en una ciudad anfitriona, eso podría afectar negativamente su percepción de Estados Unidos como país anfitrión, y eso es algo que no queremos permitir”, señaló Alex Lasry. “Por eso estamos alineados, compartiendo buenas prácticas entre ciudades y asegurándonos de ofrecer una experiencia positiva para todos.”

  • MetLife Stadium general view (Argentina vs Canada Copa America 2024)Getty

    “Cada desafío crea oportunidad”

    El progreso avanza de forma constante. Si bien aún hay innumerables retos que resolver en tiempo real, los comités organizadores aseguran estar bien encaminados para ofrecer un torneo fluido, eficiente y seguro.

    La incertidumbre, sin embargo, es inevitable a 13 meses del silbatazo inicial. Factores como posibles retrasos en el transporte público, el comportamiento de los aficionados o incluso la identidad de las selecciones que jugarán en cada sede siguen siendo incógnitas difíciles de anticipar.

    “Va a generar algunos desafíos, pero cada desafío crea una oportunidad”, expresó Alex Lasry, uno de los organizadores.

    A pesar de los obstáculos, avances e interrogantes, una cosa es clara: el reloj no se detiene.

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