Se dijeron muchas cosas. Algunas injustas, otras no tanto. Pero la realidad es que Hirving Lozano estaba en deuda con el Napoli: fue el fichaje más caro en la historia del club y lo contrataron para ser una de las estrellas del equipo, no para presenciar los partidos desde el banquillo.
Esa deuda la comenzó a saldar el mexicano con este impresionante comienzo de temporada.
Luego de una pretemporada en la que dejó sensaciones muy positivas, Lozano se consolidó como una pieza fundamental en el esquema de Gattuso. Tuvo una gran actuación en el debut contra Parma, hizo un doblete ante Genoa y repitió la fórmula en la goleada frente a la revelación del campeonato pasado: Atalanta.
El equipo de Gian Piero Gasperini controla sus partidos gracias a los carrileros con los que cuenta, ejerciendo un intenso marcaje individual y concediendo pocos metros a los extremos del rival. Sin embargo, al Napoli nunca lo pudieron descifrar y sufrieron más de lo previsto para intentar neutralizar a Lozano.
Fue una constante durante todo el partido en el San Paolo: Lozano siempre le ganó las espaldas a la defensa y en el uno contra uno no tuvo problemas contra Rafael Toloi. El Chucky hizo lo que quiso en todo momento, siendo ese factor diferencial que tanto necesitaba el Napoli.
Con estos dos goles no solo se convierte en el máximo goleador en lo que va de Serie A (4), sino que además demuestra que es la mejor opción que tiene Gattuso para las bandas. Ya la rompió por derecha y hoy hace lo propio a pierna cambiada. Es algo de lo que ni Lorenzo Insigne ni Matteo Politano pueden presumir.
Parece que valió la pena cada centavo que pagaron por él.