Es hablar de Robinho y sin que pasen ni tres segundos aparece el Cádiz, el equipo contra el que debutó el brasileño con 21 años. Fue, también con un impacto brutal, en el mismo escenario en el que lo había hecho Butragueño dos décadas antes. El Real Madrid visita hoy (22:00 horas, Movistar LaLiga) ese estadio que acogió aquella irrupción de fuegos artificiales con otros dos garotos que ilusionan, Vinicius (20) y Rodrygo (20), con opciones de entrar en el once.
Robinho rompió el cascarón en Europa un 28 de agosto de 2005, en la primera jornada de Liga en el todavía conocido como Ramón de Carranza. Hacía calor y Luxemburgo le lanzó al chico, que había costado cerca de 25 millones, una oportunidad para un estreno de película. Ronaldo se apuntó el 0-1 en el 4', asistido por Zidane, pero Matías Pavoni empató en el 63' y los blancos se atascaron. El de Sao Paulo calentó con Raúl Bravo y De la Red, y pisó el césped en el 66', sustituyendo a un Gravesen con el que tiempo después se liaría a puñetazos en un entrenamiento. Con el partido de cabeza al 1-1, el brasileño se sacó un exquisito control para un precioso envío desde su casa de Beckham, Ronaldo recogió la pelota y se la entregó a Raúl, que consiguió el 1-2 en el 85'.
La poco menos de media hora de Robinho, que había aterrizado esa semana en España, dejó una pared con Zidane, un sombrerito muy fino, un tacón erróneo, tres eslálones, la intervención en la jugada de la victoria y más bicicletas que la Vuelta a España. Con el 10 a la espalda y la camiseta metida por dentro, el delgado y ligero atacante, hasta la fecha un semidesconocido, puso las expectativas sobre su figura en el cielo. Luego, antes de marcharse por 40 millones al Manchester City para, según él, convertirse en el mejor futbolista del mundo, logró 35 goles y repartió 27 asistencias en tres temporadas, interviniendo en un tanto de promedio cada 149,40 minutos.
El turno de Vinicius y Rodrigo en Cádiz
Prácticamente de la misma generación, Vinicius y Rodrygo crecieron impresionados por cómo les contaban que Robinho se había lucido con sus trucos de madridista. Vini de niño veía sus vídeos, igual que El Rayo, surgido de la misma cantera que uno de sus referentes. Más aún, Rodrygo incluso asistía a los partidos del primer equipo durante la segunda etapa de Robinho en Santos.
Ahora, como el décimo (2.181) y el decimosexto (936) futbolista en minutos de la plantilla, habiendo marcado seis goles y dado seis asistencias el primero y con una diana y siete pases de gol el segundo, buscan en Cádiz una noche loca como la que disfrutó Robinho hace casi 16 años. Con bajas en ataque, el acento brasilero puede entonar al Madrid.