Atlético vs. Real MadridGetty Images

Perdón

El Atlético de Madrid tiene que pedir perdón por no hacer pasillo al campeón, porque ese gesto no humilla al que lo hace, sino que le prestigia de manera elegante, se ponga el personal como se ponga, de frente o de perfil. El Atlético de Madrid tiene que pedir perdón porque algunos de sus aficionados colocaron una pancarta en la que se aseguraba que la prensa y los árbitros son eternos compañeros de viaje de la gloria de su vecino, una vergüenza intolerable, no como aquella señorial pancarta del dedo que señalaba el camino, jaleada por los apóstoles de la telebasura. El Atlético de Madrid tiene que pedir perdón porque sus aficionados han faltado al respeto al equipo al que nadie puede atreverse a faltarle al respeto, porque no hay mayor gesto de respeto que colocar una pancarta, en tu estadio, donde tu gente diga que busca rival digno para derbi decente. El Atlético de Madrid tiene que pedir perdón por no tragar con los caprichos y exigencias de los telepredicadores que llevan años diciendo a los colchoneros qué entrenador deben tener, cómo deben jugar, qué deben sentir, cómo deben pensar y hasta qué pueden celebrar y qué no. Perdón.

El Atlético de Madrid tiene que pedir perdón por no comportarse como un club señor, que es lo que su historia demanda, porque no hacer pasillo a un equipo que no lo necesita ni lo ha pedido es condenable, no como ofrecer, durante todos estos años y a quien así lo quisiera, su casa para disputar cualquier final de Copa. El Atlético de Madrid tiene que pedir perdón a los badulaques que salen debajo de las piedras para darle las lecciones de moral que no fueron capaces de dar cuando los colchoneros ofrecieron su estadio al vecino para jugar cuando su estadio estaba en obras. El Atlético de Madrid tiene que pedir perdón por no comportarse con el mismo criterio ético de geometría variable que quienes, con toda la hipocresía del mundo, se atornillaron al clavo ardiendo de unas obras en sus lavabos para que otro club no pudiera jugar en su casa. Perdón.

El Atlético de Madrid tiene que pedir perdón por jugar con la intensidad y agresividad con la que debería haber defendido un título que no ha sabido defender. El Atlético de Madrid tiene que pedir perdón al fútbol por no haber encajado gol en los últimos minutos, contribuyendo a la enésima remontada legendaria del equipo que siempre remonta de manera legendaria. El Atlético de Madrid tiene que pedir perdón porque su rival decidió jugar con los suplentes y también por acabar con las risas enlatadas que algunos tenían preparadas porque en la fiesta de Blas, Doña Rogelia siempre tiene una copa de más. El Atlético de Madrid tiene que pedir perdón porque su rival salió a completar un entrenamiento con público, donde su misión pasaba por no tener lesionados, porque tenía la cabeza en París, en una cita para la que faltan veinte días. El Atlético de Madrid tiene que pedir perdón por vencer su primer derbi en su nuevo estadio y por ganar un partido en el que, pase lo que pase, siempre hay un equipo que sale reforzado y no es el que va de rojiblanco. El Atlético de Madrid tiene que pedir perdón por tener la insana costumbre de molestar. Y sobre todo, por existir. Perdón.

Rubén Uría



Anuncios