Celta Real Madrid LaLigaGetty Images

La ansiada revolución del Real Madrid llegó en Balaídos

LA CONTRACRÓNICA

El Real Madrid debutó en La Liga a lo grande, con una goleada inapelable ante el Celta en Vigo (1-3) que es un balón de oxígeno de incalculable valor después de la pobre pretemporada de este verano. Líder del campeonato, por delante del todopoderoso Barcelona muchos meses después, a los de Zidane les salió todo: portería a cero hasta el descuento, tres goles en su haber y algunos de los jugadores más criticados redimiéndose. Incluso le marcó dos goles al Celta después de quedarse con un jugador menos al minuto 60. Increíble, pero cierto.

No hay quien descifre a este Real Madrid. Quizás por eso es tan grande. Quizás por eso siempre está entre los favoritos a cualquier título, suceda lo que suceda. El partido ante el Celta fue claro ejemplo de ello. El Real Madrid venía de una pretemporada desesperante. Incluso deshonrosa, si atendemos a algunos partidos y resultados concretos. En su primer once no figuraba ninguno de sus fichajes siquiera, sino más bien todo lo contrario: el repudiado Gareth Bale era titular, mientras que el también descartadísimo James estaba en el banquillo. “Los mismos once ‘cabrones’ de siempre”, que diría Toshack, vamos.  Y sin embargo, con todo ello, cuajó una primera mitad académicamente sobresaliente y un partido globalmente impoluto.

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Serio, comprometido, firme, solvente… Si desde hace demasiado tiempo se había visto a un Madrid indolente, dejado, laxo y desesperante, atendiendo sobre todo a la primera parte en Balaídos se hubiera dicho del conjunto blanco que se trataba hasta de un equipo ‘trabajado’. Como si no fuera el Real Madrid. La revolución que no ha llegado en los fichajes, sí se palpaba sobre el césped del estadio gallego sin embargo. Irónico.

Y la gracia no se quedaría sólo ahí. No sólo en la imagen o la prestancia de los blancos ante el Celta. Sino en aquellos que acabaron poniendo la firma a esta victoria inaugural además. Y ahí cabe mencionar a Gareth Bale, Toni Kroos, Thibaut Courtois y Lucas Vázquez. ¿Quién lo hubiera dicho en mayo? Nadie. Ni Zidane, seguramente.

El galés fue protagonista por ser titular, pero sobre todo, por aprovechar su titularidad. En la primera parte fue de los mejores. Suya fue la jugada que acabó en asistencia para Benzema en el 0-1 a los diez minutos de partido. Y suyas fueron las acciones más profundas en ataque de los blancos hasta el descanso. El galés aportó gol, pero además también aportó defensa y compromiso. Intensidad, en definitiva. Justo lo que se le venía demandando desde prácticamente el mismo día que llegó a España.

Por otro lado está Toni Kroos, el adalid de la indolencia merengue en el centro del campo. El alemán cuajó un partido más que aseado, y puso el gol de la tranquilidad en el peor momento para el Real Madrid. Recién comenzada la segunda parte, acababan de expulsar a Luka Modric por un pisotón al incansable Denis en el talón de Aquiles (un cambio en la reglamentación arbitral de este mismo verano, revisado por el VAR). Fue entonces cuando el Celta se envalentonó aprovechando el desconcierto generalizado en los blancos. Y por un lado, Courtois salvó un cabezazo a bocajarro de Araújo (después de haber salvado poco antes también un mano a mano frente al eléctrico Iago Aspas). Mientras que, por el otro lado, Kroos se sacaba de la chistera un tomahawk desde 25 metros que se colaba por la misma escuadra de un notable Rubén Blanco.

Una hora de partido, 0-2 en el electrónico y Balaídos fue incapaz ya de levantarse de semejante golpe (el gol de Losada llegó en el descuento y ya con 0-3 en el marcador). Le habían puesto la piruleta en la boca, pero el Real Madrid se la quitó de manera cruel. Como es tradición en el club blanco. Como no se había visto en toda la pasada temporada. Y con diez jugadores, todavía Lucas Vázquez marcó el 0-3 después de una ruleta de Benzema. Justo marcó el de Curtis, que fue el más criticado con diferencia este verano entre la afición blanca de las redes sociales. Es para reírse. No hay quien entienda al Real Madrid. O a lo mejor resulta que Zidane es el que mejor lo entiende... 

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