La llegada de Juan Carlos Osorio dio inicio a un proceso de transición en el Tri. El reto del timonel pasa por cambiar la cultura, los hábitos e incluso la mentalidad de los jugadores mexicanos, con el fin de confeccionar un equipo que pueda competir en el plano internacional ante las mejores selecciones del planeta. Y en esa transformación hay un hombre clave: Rafael Márquez Álvarez.
El Káiser de Michoacán, a sus 38 años de edad, tiene una importancia tremenda en esta fase intermedia del ciclo de Osorio. Se trata de un elemento que, por diversos motivos, no puede faltar en el plantel de la Selección mexicana. En Goal te explicamos por qué:
EL MEJOR INTÉRPRETE DE OSORIO
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Si bien es cierto que no llega en su mejor estado de forma, el aporte de Márquez va mucho más allá del rendimiento que pueda ofrecer en el torneo. Y es que el central de Atlas es el vínculo entre el técnico y los jugadores, tanto en el rectángulo de juego como en el vestuario.
YA GANÓ LA COPA CONFEDERACIONES
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Para Juan Carlos Osorio es un lujo contar con un jugador que fue clave en la Selección que conquistó la Copa Confederaciones 1999. Desde su experiencia, Márquez puede facilitar el cambio de mentalidad en los jugadores mexicanos y convencerlos de que tienen el potencial necesario para competir ante cualquier equipo.
LIDERAZGO
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Es la voz de mando en la Selección. Y eso, en buena medida, se debe a su impecable trayectoria: lo ganó todo con el Barcelona de Pep Guardiola, tiene 20 años siendo figura en el Tri y es considerado por muchos como el futbolista mexicano más exitoso de todos los tiempos. Su liderazgo en cancha le da confianza al resto de sus compañeros.
LA CALIDAD NO SE PIERDE
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Desde la llegada de Osorio al banco del Tri, Márquez viene jugando como volante retrasado. Su aporte en el campo es invaluable: ordena la salida del equipo, maneja los tiempos, garantiza la posesión sostenida con la precisión de sus pases, tiene visión de juego, siempre elige bien, aparece en los momentos importantes... ¡No te retires nunca, Rafa!
